La huella del maestro

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huella maestroDesde que nacemos hasta el final de nuestros días emprendemos un largo camino que llamamos vida. Mucha gente se cruza en nuestro camino, unas para bien, otras para mal; y mucha deja huella en nuestra vida. Sin embargo, hoy quiero solo fijarme en los maestros.

Porque una cosa son los profesores y otra los maestros. Parece que es lo mismo, pero no lo es, al menos para mí. Profesor es el que te enseña matemática, química, lengua…maestro es algo más, maestro es una persona que te enseña a ser persona, que te deja huella y que, a pesar del paso de los años, sigue en tu recuerdo. Pocas personas pueden ser catalogadas como maestros.

Podemos llamar Maestros a personas como Sócrates, Pitágoras, Platón, Leonardo DaVinci, Gandhi y un largo etc. Personas que a pesar de los cientos de años transcurridos en algunos de los casos, siguen a influir en todos nosotros.

Os estaréis preguntado  ¿a qué viene todo esto?. La verdad es que hoy me he despertado con una impresión, con una sensación o intuición muy fuerte y, por lo general, se me suelen cumplir. Aunque en este caso desearía que no fuese así: hoy me he despertado con la impresión de que un viejo MAESTRO ya no estaba con nosotros. No se trata de un maestro al nivel de los citados, pero si de un maestro para mi, una persona que me ha dejado huella. Pero comencemos la historia por el principio.

Cuando empecé a estudiar el tercer curso de la Educación General Básica (E.G.B.), mis padres me cambiaron de Colegio. En ese colegio un viejo profesor, ya retirado entonces, acudía todos los días al mismo para seguir en contacto con sus viejos colegas y, estoy seguro ahora, por algo más: para enseñar a quien quisiera escucharle. Nunca le tuve como profesor oficial, pero si como profesor acercado. Durante los recreos no tenía nunca inconveniente en que le preguntásemos dudas. Todos sabíamos que durante esa media hora de recreo el viejo maestro estaba siempre en el comedor, haciendo sus cosas y rodeado de los cinco o seis de siempre, entre los cuales me encontraba.

Nunca he sido un empollón, pero si he formado parte de los escasos alumnos que no molestaba al profesor que da clase, que estudiaba lo que podía y que aprobaba el curso a su debido tiempo. Pocos eramos entonces y «rara avis» seríamos ahora, por desgracia.

  • Ese viejo maestro conseguía explicarnos de manera que lo entendiésemos lo que horas antes nos habían explicado de una manera que no había forma de entender.
  • Ese viejo Maestro jamás nos dijo frases como «que burro eres para no entender esto»
  • Ese viejo Maestro jamás cobró por sus enseñanzas, pues como ya dije, estaba jubilado.

Otro servicio que hacía ese viejo maestro era cubrir el puesto de algún profesor que faltase algún día. Cierto día eso sucedió en mi clase, me encontraba entonces en sexto de EGB y ocurrió en clase de Inglés, esa fue la única vez que nos dio clase…o lo intentó.

Debido a su edad, la mayoría de los estudiantes lo tenían por «tonto», no le hacían caso y la clase pronto se convirtió en un grupo de maleducados que hablaban entre si y no prestaban atención. Al final, elevo su voz y dijo lo siguiente:

«Los que no quieran prestar atención que salgan al patio y nos dejen a los demás tranquilos»

Ni que decir que nos quedamos con el viejo maestro los cinco o seis de siempre. La clase de inglés fue maravillosa, en mi vida recuerdo otra igual; pero lo que me dejó huella fueron unas palabras que cambiaron mi manera de pensar. Eso es lo que distingue al verdadero maestro, que enseña lo justo en el momento justo. Sus palabras fueron:

«Recordad lo que os digo: Lo que no estudiéis ahora tendréis que estudiarlo más adelante…y os costará más esfuerzo»

Terminé la enseñanza obligatoria y me puse a estudiar para entrar en una empresa del estado, al igual que yo muchos de mis viejos compañeros de estudios hicieron lo mismo. Ahí vi por vez primera la razón de mi viejo maestro. La mayoría de los que pasaban de todo no daban seguido el nivel de los estudios para preparar la oposición, venían a preguntar a los que como yo habíamos estudiado a su debido tiempo. Ahora que estaba en juego un puesto de trabajo fijo que te garantizaría tu futuro, los empollones ya no eramos mal vistos, eramos los que podían salvarles el pellejo. ayudándoles por medio de una especie de clase particular. Pero eso no sucedió, el tiempo no fue suficiente y a la hora de los exámenes no lo pasaron.

Hoy día, ese viejo Maestro, del cual sé que era catedrático de matemática y físicas y que hablaba seis idiomas: inglés, francés, alemán, ruso, portugués y esperanto (Si, esperanto) puede que esté muerto: esa fue la sensación con la cual me desperté y por la que he escrito esto. Si no lo está debería tener unos 90 años pues hace como 25 que deje el colegio y el ya estaba jubilado cuando llegué,así pues, 65 + 25 = 90 .

Jamás le di las gracias, jamas volví a saber de él, por lo tanto, aquí lo dejo escrito para que todo el mundo lo sepa, para que si ya no está entre nosotros lo pueda leer, porque sé que puede hacerlo. Por cierto, es el único maestro cuyo  nombre recuerdo, así pues

Querido maestro Don Pepe: GRACIAS por haberse cruzado en mi vida.

Y aquí lo dejo, porque la emoción ya no me permite seguir escribiendo.

5 comentarios

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    • Vuchi el 14 febrero 2011 a las 16:44
    • Responder

    Sincera y emocionante reflexión. No sabes cómo me ha podido llegar, lo bien que comprendo lo que pudo significar para ti, en definitiva, lo mucho que me identifico con lo que has escrito. Lo dice una futura maestra, que aspira a dejar huella de esa manera, enseñando a ser, a valorar, a sentir, a encontrarse a uno mismo……

  1. Estimada Vuchi, como he dicho, profesores hay muchos, maestro pocos. Ojala tus alumnos te recuerden pasados muchos años como maestra.

    Hay algo que distingue también a los maestros y no es otra cosa que consiguen que sus pupilos sepan mucho más que ellos, porque de eso se trata, de formar nuevos maestros que cada dia sepan más y más, eso hace que el mundo avance. Si un maestro consigue que al menos uno de sus pupilos le supere creo que puede decir que ha cumplido su tarea.

    Un saludo y suerte en tu trabajo, aunque nadie lo valore hoy en día, sin profesores/as y maestros/as, hoy en día, el ser humano no sería ni una minúscula sombra de lo que ha conseguido ser.

    • Vuchi el 14 febrero 2011 a las 18:47
    • Responder

    Pues sí Mario,ojalá. El camino para llegar a ser maestra no es fácil, yo hice magisterio hace ya casi 13 años, y por esos entonces, no había hecho en mi vida más que estudiar, lo que quise, eso es cierto, pero sólo estudiar. Quería trabajar y busqué caminos para que fuera en la enseñanza pero no los hallé, o no supe buscar bien quizás. Las opciones son 2 claramente: enseñanza privada o pública. La privada es complicado entrar si no es con ayuda, y la pública suponía seguir estudiando en un momento en el que yo no quería estudiar sino trabajar y en el que, además, las listas de interinos se imprimían casi en papel continuo ,por no decir que estaban cerradas. Pero supongo que la vocación no tiene fecha de caducidad, y la ilusión de perseguir un sueño tampoco,porque si perdemos eso, pocas cosas quedan creo yo que merezcan la pena.Así que 9 años después, ahí estoy, trabajando en algo totalmente ajeno a la educación, pero luchando por conseguir dedicarme algún día, por el resto de mi vida, a la educación infantil. Mi meta es esa, cuando la consiga, será esa que decíamos: dejar huella. Infantil es una etapa que afortunadamente con el tiempo ha ido cobrando la importancia que creo que tiene: No se trata tanto (aunque también, adaptándolo a la edad) de enseñar conocimientos, conceptos, sino más bien de educar, de poner los cimientos sobre los cuales cada uno después se haga a sí mismo. La mejor recompensa será la sonrisa de cada niño, cada día, su cara de asombro al descubrir lo más insignificante,no será que aprendan a leer y escribir perfectamente, sino despertar en ellos el interés por los libros, los cuentos…….da igual lo que nos cuenten en el aula, se trata de que aprendan a identificar sus sentimientos y expresarlos, a escuchar a los demás………..y así con todo.
    Gracias por responder tan rápido. Encontré tu comentario de pura casualidad, precisamente buscando en Internet sobre «maestros» y «sobre dejar huella».
    Un saludo: Eva.

  2. Pues que más se puede decir, que tengas suerte. Pero mientras no des clase piensa que el maestro lo es las 24 horas del dia, tu manera de ser, tu forma de ver las cosas, los consejos que puedes dar a los amigos/as…existen muchos momentos en los que puedes hacer pensar a la gente y enseñar cosas.

    Piensa en ello, por favor. No sea que por no conseguir una plaza se pierda una maestra. Muchos maestro nunca han dado clase, han sido filósofos, pensadores y fueron sus discípulos quienes luego los exalzaron. Por ejemplo, Sócrates no escribió realmente nada, fue Platón quien lo hizo en su lugar.

     

    Un saludo.

    • Vuchi el 14 febrero 2011 a las 19:29
    • Responder

    Quizás no consiga la plaza nunca, pero seguiré viva ¿no? , y por tanto seguiré siendo como soy, evolucionando según qué y a quién encuentre en el camino, y sin duda, en ese camino, no sólo enseñando sino aprendiendo, en definitiva retroalimentando el enriquecimiento mutuo entre personas,sean niños o adultos, que todos tenemos algo que aportar y recibir. Porque un maestro nunca deja de ser maestro, pero tampoco debe dejar nunca de aprender.
    saludos.

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