Estimados/as lectores/as, los que me siguen de modo habitual ya saben que soy masón. Los masones trabajamos continuamente en el pulido de nuestra piedra (imperfecciones) y no pocos creen que defendiendo las tres grandes premisas masónicas ya es suficiente. El problema está en que no es suficiente con defender la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Hay que aplicarlas todos los días y eso….ya es otro cantar. Aplicarlas en todo momento implica hacer uso de las virtudes y desterrar los vicios. Es sencillo ser fraterno con los amigos; pero ya no lo es tanto con los desconocidos. Vemos y tratamos como iguales a los de nuestro nivel social; pero rara vez tratamos como iguales a los de clases sociales inferiores como los más pobres que nosotros o los inmigrantes.
Es preciso pulir mucho la piedra y solo existe un modo: potenciar al máximo las virtudes y desterrar los vicios. Entre las virtudes que toda orden iniciática posee e inculca a sus miembros, la de amar a todos los hombres es general. Ya en Mateo 5-44 y 46 a 48 se puede leer:
“Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian y orad por los que os persiguen y calumnian.– Porque si solo amaseis a los que os aman ¿qué recompensa tendréis de eso? ¿No hacen así también los publicanos?– Si saludáis únicamente a vuestros hermanos ¿Qué os hará diferentes de los otros”
Años más tarde, en 1864, en su obra “El evangelio según el espiritismo” Allan Kardec reconoce cuán difícil es el proceso de perfeccionamiento. No se trata de hacerse amigo de los enemigos, lo cual puede ser imposible y hasta peligroso para nosotros; pero si de verlo como un hermano más que ha sido creado por el mismo Creador. Se trata de no odiarlo y, si no se odia, solo podemos amarle. Es llegar a amar a todos los hombres aunque odiemos sus actos.
En la pregunta 893 del “Libro de los Espíritus” (1857) se indaga sobre cuál es la virtud más meritoria y se nos dice que todas las virtudes son meritorias porque muestran un avance en nuestro camino de perfeccionamiento; pero la virtud sublime es el sacrificio voluntario de nuestro interés por el bien del prójimo. La base de ello es la caridad sin desear nada ni pedir nada a cambio.
Mal podemos defender las premisas masónicas si no ayudamos a quien lo necesita, si no hacemos caridad. Pero hacer buena caridad no es sencillo. En primer lugar la caridad no debe ofender o degradar a quien la recibe; en segundo lugar no debemos hacerlo para que vean lo buenos que somos sino porque eso es lo correcto y, en este punto, la mejor es la que se hace de modo anónimo cuando es posible.
Por otro lado, la caridad no es solo dar dinero y comida a quien la precisa. Caridad es tratarlos como personas y como apestados. Caridad es hablar con los que nadie habla. Caridad es escuchar a quien nadie escucha. Caridad es buscar medios para que quien la recibe pueda dejar de necesitarla. Podemos hacer caridad de muchas maneras pero muchas veces damos dinero y nos vamos. ¿Qué nos cuesta mirarle a los ojos? ¿Decirle hola o buenas días? Tratarlo como a un ser humano y no como a una hucha humana donde dejar nuestro óbolo y marcharnos convencidos de que ya hemos cumplido.
Es cierto, la caridad es meritoria; pero precisamos aprender lo que es realmente.
Si la caridad es la virtud más meritoria ¿Qué vicio es el peor de todos? Seguramente me dirán que la ausencia de la caridad y, si bien eso ya es bien malo, no es la respuesta correcta. El peor de los vicios es actuar por interés personal. Todos actuamos pensando en lo que podemos lograr a cambio. Cuando ayuda a alguien lo hace pensando que así le ayudarán a usted cuando lo precise; pensando que algún día le devolverán el favor. No está usted actuando por caridad sino por interés personal. No actúan simplemente porque es lo correcto sino porque esperan algo a cambio y si no creen poder sacar algún beneficio muchos no actuarán
¿Pero habrá alguien sobre la faz de la Tierra que no actúe por interés? Lo cierto es que , a pesar de existir grandes hombres como Gandhi, Chico Xavier y/o grandes mujeres como la madre Teresa de Calcuta; dudo mucho que no hayan tenido en algún momento un acto de interés personal. Creo que solo el Creador es quien de actuar con esa perfección y que hasta el mejor de los seres humanos es incapaz de eliminar al 100% el interés personal.
A pesar de todo es posible intentarlo. Debemos intentarlo. Actuar por caridad es un primer paso. Recordemos que el mejor modo de pelear contra un vicio no es oponerse al mismo sino potenciar su virtud contraria del mismo modo que la oscuridad de la noche no va a desaparecer por oponernos a ella; pero si lo hará si encendemos fuego.
¿Tiene mérito hacer el bien por interés? Por supuesto que sí, en todo momento es meritorio hacer lo correcto aunque ese interés le quite parte del mérito. El bien debe ser hecho caritativamente, esto es, sin interés. Sin embargo es harto difícil para los seres humanos abandonar su egocentrismo. Pero ¿por qué no lo intenta? Haga algo bueno si que nadie sepa que ha sido usted, observe como ese bien mejora la vida de quien lo recibe y sienta el placer que eso le produce a usted. Podría pensar que sigue actuando por interés; para sentirse mejor; pero esto es diferente. Solo usted lo sabe, se siente mejor porque ha hecho lo correcto y no porque otros le hayan dicho que usted ha hecho lo correcto. Este sentimiento es algo diferente – muy diferente – y solo experimentándolo se comprende la grandeza de actuar por desprendimiento.
La realidad es que para quien actúa sin interés el bien ya no es una virtud sino una obligación de todo ser humano hacia su prójimo. El verdadero y desinteresado bien resulta inmenso incluso en los pequeños actos y en las situaciones más simples. Pero analicemos nuestros actos en el trabajo, con los amigos, la familia, conocidos…
- ¿Se molesta usted si cierto amigo le llama?
- ¿Se lleva usted bien con su suegro/a solo porque es el padre/madre de su media naranja?
- ¿Le molesta a usted ayudar a algunos compañeros de trabajo?
Estas preguntas y otras similares le darán la medida de hasta qué punto sigue usted actuando o no por interés personal y no por caridad o, dicho de otro modo, porque es lo correcto.
El egoísmo y el interés personal van de la mano. Cuando actuamos egoístamente siempre lo hacemos por interés personal, para beneficio propio, de ahí lo malo del mismo. En la pregunta 913 del “Libro de los espíritus” de Kardec se puede leer:
– Entre los vicios ¿Cuál puede considerarse como radical?– Muchas veces lo hemos dicho: el egoísmo. De él deriva todo el mal. Estudiad todos los vicios y veréis que en el fondo de todos hay egoísmo.
Es muy difícil eliminar el egoísmo, ya sea personal o grupal. Muchas veces deseamos tener lo que posee el vecino pero no pensamos en lo que puede haberle costado o en lo que nos costará conseguirlo. Solo lo queremos. Eso es egoísmo. Estamos dispuestos a hacer lo que sea por nuestra familia; pero no por los de fuera de ella. Eso es egoísmo familiar. Luchamos y defendemos nuestro grupo –equipo de futbol, pueblo, país… – pero no los de los demás. Eso es egoísmo de grupo. Por tanto, es muy difícil eliminar el egoísmo porque el grupo nos empuja a comportamientos egoístas. Es necesario un proceso de educación moral que implique, no solo a individuo sino también a todos los niveles administrativos o instituciones creadas por el hombre. Esta dificultad para la erradicación del egoísmo queda retratado a la perfección en la pregunta 917 de “El libro de los espíritus”.
“¿Cuál es el medio de terminar con el egoísmo?– De todas las imperfecciones humanas, la más difícil de arrancar de raíz es el egoísmo, porque procede de la influencia de la materia, de la cual el hombre –todavía demasiado cerca de su origen- no ha podido liberarse. Y todo contribuye a mantener ese influjo: sus leyes, su organización social, su educación. El egoísmo irá debilitándose a medida que prevalezca más la vida moral que la material.[…]El conflicto que el hombre tiene con el egoísmo de los demás es el que con frecuencia lo torna egoísta a él también, porque siente la necesidad de mantenerse a la defensiva. Al ver que los otros piensan en sí mismos y no en él, es impulsado a ocuparse de él más que de sus semejantes. Sea el principio de la caridad y de la fraternidad la base de las instituciones sociales, de las relaciones legales de pueblo a pueblo y de hombre a hombre, y el ser humano pensará menos en su persona cuando vea que otros ya han pensado en ella. Experimentará el influjo moralizador del ejemplo y del contacto. En presencia de tal desbordamiento de egoísmo, se necesita verdadera virtud para hacer renuncia de la propia personalidad en beneficio del prójimo, que a menudo no lo agradece de ninguna manera.[…]Es un mal real que brota por todo el mundo, y del cual somos más o menos víctimas”
Querido lector, llegado a este punto queda claro que el egoísmo es el origen de todos los vicios, como la caridad es el de todas las virtudes. Debemos forjar cadenas para sujetar y arrojar el egoísmo a la más profunda y oscura prisión y tejer coronas para adornar y ensalzar a la caridad. La masonería nos pide eso. Por esto es que el masón lo es en todo momento y no solo en tenida o en presencia de sus hermanos. El verdadero masón lo es las 24 horas del día, los 365 días al año, hasta que su vida se acabe. Tenemos que trabajar para erradicar el veneno del egoísmo de la sociedad, hay que educar a los hombres no solo en conocimiento de datos, sino también en honradez. La educación es clave para ello y es necesario manejar caracteres tanto como inteligencias. Pero no es sencillo, podemos guiar, podemos aconsejar, pero no podemos obligar a nadie a cambiar si no quiere.
Sin embargo, a medida que los hombres se ilustran sobre las cosas espirituales dan menos valor a las cosas materiales. Es necesario reformar las instituciones humanas que marcan y dirigen su comportamiento. Eso se logra con la educación y las conocidas artes liberales, el Trivium y el Quatrivium, son un maravilloso comienzo en este proceso educativo.
1 comentario
*excelente articulo me hizo reflexionar, pensé que estaba resuelta mi vida, pero un buen porcentaje de mis obras buenas están marcadas por el egoismo o conveniencia, me sirvió para hacer una recapitulación y empezar a ser mas autentico y buscar el desapego, no fue facil aceptar que soy egoísta pero es un comienzo, gracias por esta luz.