Lo que importa es lo que es usted

Print Friendly, PDF & Email

Entra en lo posibles que reflexionando acerca de las enseñanzas que cualquier Orden o Asociación hermética le trata de transmitir piense que el tiempo es relativamente corto como para que usted haya aprendido lo suficiente o piense que usted no tenga tiempo en esta vida para aprender tanto como desea. Es normal que este pensamiento se haya paseado por su mente ya que muchos creen no tener tiempo para lograr su desarrollo interno.

Quizás usted ha estudiado y leído mucho; pero solo leer no sirve de mucho. Todo su poder interior solo será activado cuando usted actúe de acuerdo con lo aprendido. No importa lo que dice sino como actúa. De nada importa si usted ha estudiado seis meses, un año o toda su vida. El factor tiempo es el menos importante en todo esto, lo importante es su propio yo interior, es en su interior, en su VITRIOL, que reside toda la SABIDURÍA. Y escribo Sabiduría con letra mayúscula porque no me refiero al simple conocimiento sino a su aplicación práctica. Se le da a usted los medios para lograrlo, pero es usted quien lo logra. Es usted mismo el que debe estar preparado y ser consciente de sus posibilidades. Si usted no se lo cree usted no lo conseguirá jamás.

Ahora bien, no caigamos en el lado opuesto, el de creernos iluminados cuando no lo somos. Nuestro ego más bajo es muy sutil y engarza pensamientos que sabe agradables para alimentar nuestra vanidad pues a nadie le amarga un dulce. No crea pues que es imposible; pero tampoco crea que le vendrá todo dado.

No hace mucho, por la red, me he encontrado con un interesante texto de Carlos Castañeda que aquí reproduzco como final de esta entrada, lo encuentro enriquecedor y no creo adecuado el hacer un comentario al mismo sino el reproducirlo con exactitud.

–  Tal vez los maestros se estén apenas divirtiendo con su maestría – dijo Don Juan, sin mirarme.

–  Yo no soy un maestro, apenas soy un guerrero. Así, no sé realmente como se siente un maestro.

– ¿ Y si yo estuviese revelando cosas que no debo, Don Juan?

– Poco importa lo que se revela y lo que se guarda para uno. Todo lo que hacemos, todo lo que somos, reside en nuestro poder personal. Si tenemos el suficiente, una palabra que nos es dada puede ser suficiente para cambiar por completo el rumbo de nuestra vida. Pero si no tenemos suficiente poder personal, el hecho de sabiduría más magnífico que pueda alcanzarnos o nos sea revelado no hará la menor diferencia – bajó la voz, como si fuera algo confidencial – Voy a decir lo que tal vez sea el mayor acto de sabiduría que cualquiera puede aprovechar. Veamos lo que puedes hacer con el: Debes saber que en este momento estar rodeado por la eternidad ¿sabes que puedes emplear esa eternidad si lo deseas? 

Tras una prolongado pausa, en la que con un movimiento sutil de los ojos me pedía que hiciese una declaración a lo que acababa de decirme le dije que no estaba entendiendo lo que me quería decir.

 – ¡Allí! ¡La eternidad está allí! – y apuntó hacia el horizonte. En seguida, apuntando para el zenit añadió:  –  O allí  , o tal vez podamos decir que la eternidad es así – y extendió sus brazos de Este a Oeste. – Nos miramos mutuamente y sus ojo encerraban una pregunta. – ¿Qué me dices de esto? – me pregunto, sugiriendo que ponderase sus palabras. Yo no sabía ni que decirle.

– Tu ya sabes que puedes extenderte para siempre en cualquier dirección que apunté – continuó – ¿Sabes que un momento puede ser una eternidad? No es una tontería; es un hecho, pero solo si agarras ese momento y lo utilizas para llevar a la totalidad cualquier dirección siempre.

 Permaneció mirándome

 – Antes no poseías este conociendo – dijo sonriendo – pero ahora lo posees. Te lo he revelado, pero no hace la menor diferencia porque no tienes el suficiente poder personal para usar mi revelación. Sin embargo, si tuvieses el suficiente poder, mis palabras bastarían para permitir reunir la totalidad en ti y hacer que la parte importante saliese de los límites en los que está confinada.

 Se paró a mi lado y toco mi pecho con los dedos. Fue un toque muy leve.

 – Son estos los límites a los que me refiero – prosiguió – Podemos liberarnos de ellos. Somos un sentimiento, una consciencia encerrada ahí.

 Golpeo mis hombros con ambas manos. Mi bloc y mi lápiz se cayeron. Don Juan puso el pie sobre el bloc, me miró y se rio. Le pregunte si le importaba que tomase notas. Respondió que no, en un tono tranquilizante, y apartó el pie.

 – Somos seres luminosos – dijo sacudiendo la cabeza rítmicamente – Y para ser luminoso solo interesa el poder personal. Pero, si me preguntas lo que es el poder personal tendré que decirte que mi explicación no te lo dirá”

1 comentario

    • paco lucena el 8 febrero 2017 a las 16:33
    • Responder

    *UN SALUDO QQ;. H;.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.