La escuadra es el símbolo de la perfección. Con su ayuda podemos comprobar la perfección del ángulo recto en las piedras cúbicas. Desde el punto de vista operativo eso nos permite asegurar que unas piedras encajarán a la perfección con todas las que le rodeen y asegurar que el muro construido con ellas será firme y seguro. Cualquier pequeña desviación, cualquier error en el escuadramiento pondrá en peligro, sino toda la construcción, si la parte afecta de la misma.
Desde el punto de vista especulativo podemos considerar que el escuadramiento de la piedra es extensible al escuadramiento de nuestro carácter y acciones. El comportamiento del ser humano debe ser perfecto, de acuerdo a las normas establecidas, desde cuando estas sean justas y adecuadas a la convivencia humana.
No dice esto que no es mejor persona quien cumple siempre las normas, pues algunas normas pueden no ser adecuadas. En cuyo caso estaríamos obligados a rechazar dicha norma, a denunciarla y cambiarla en aras de la igualdad y la justicia que debe presidir todo comportamiento humano.
La escuadra, realmente, no es un útil de trabajo que modifique la materia, es, simplemente, un útil que verifica que el trabajo ha sido realizado correctamente. El trabajo de escuadrar una piedra se realiza por medio del mazo y el cincel, eliminando las pequeñas imperfecciones que la piedra pueda presentar – a veces no tan pequeñas. Es una vez terminado el trabajo que se echa mano de la escuadra para poner en evidencia si lo hemos logrado o no.
En virtud de todo lo dicho es normal que la escuadra sea una herramienta del maestro pues este ha de verificar que el trabajo y los conocimientos depositados sobre sus alumnos están dando el fruto perseguido. El maestro puede enseñar pero también es su trabajo comprobar que los cambios necesarios en sus alumnos se van produciendo.
Una escuadra no deja de ser la mitad de un cuadrado. Con la escuadra solo es posible trazar figuras cuadradas y, simbólicamente, toda figura cuadrada representa a la Tierra, a lo terranal o material. Del mismo modo que todo lo circular representa a lo divino, al cielo. La escuadra como Símbolo Masónico es tan antiguo como la misma Masonería, pero su uso en las Artes Gráficas se remonta hasta la Edad Media, puesto que fue adoptada desde entonces, por nuestros Hermanos Albañiles organizados en Potencia Especulativa por aquella época.
La escuadra que es formada por la partición diagonal de un cuadrado posee dos lados perfectamente iguales. Dichos lados se han asociado desde siempre a dos virtudes, pero estas varían de acuerdo al autor. Para algunos representan las virtudes de la equidad y la justicia, para otros las de la moderación y la razón y para otros el equilibrio entre la lógica o la razón y lo espiritual. Pues, todo lo dicho, tomemos el par de virtudes que tomemos, debe estar en equilibrio tal y como la escuadra – sus lados – estarán si la tomamos por el vértice que forma.
Independientemente de las virtudes que asignemos a la escuadra está claro que las enseñanzas que se desprenden de la misma son de incalculable valor pues, siendo importantes todas las virtudes, nos indica que están deben estar en equilibrio. No es posible la perfección si una virtud supera a la otra en nosotros. No podemos ser más justos que equitativos o más moderados que razonables. Hemos de llevar todas esas virtudes a su mayor grado y, si lo logramos, se producirá una igualdad, un equilibrio entre todas ellas.
A modo de conclusión indicaré que la escuadra se encuentra “camuflada” en otra herramienta ya tratada, el nivel. Si tomas la escuadra por su ángulo y colocas una plomada en la misma habrás generado un nivel. Tan solo precisarás colocar una regla uniendo ambos lados de la escuadra para marcar su punto medio. Cuando la cuerda de la plomada se encuentre en dicho punto, podrás determinar la horizontal sin error alguno.
Lo que quiero indicar con este ejemplo de conclusión de este trabajo es que todo está relacionado. Aprendemos a usar las herramientas simples como el mazo y el cincel, la plomada y la palanca y otras muchas, pero ciertas herramientas no son sino la unión de otras más simples. Es el camino que todo inciado debe seguir partiendo de lo simple hacia lo compuesto y más complicado. Por ello, debe el profano tener paciencia para poder ser iniciado, debe el aprendiz tener paciencia para ser elevado a Compañero y llegar finalmente a Maestro. No adelanta apurar porque sin la base firme que nos permite ver con amplitud el resto del camino no es posible seguir adelante.
Aquí hemos visto que el nivel es en realidad la unión de dos herramientas por lo que su estudio pormenorizado debería incluir a dichas herramientas para ser completo. Es la enseñanza que todo maestro debe inculcar a sus alumnos: no te quedes con la apariencia, detrás de todo, de cada cosa que aprendes, puede haber más, mucho más. La gente normal, los profanos, no ven más allá. No lo necesitan ni lo buscan; pero tu, que quieres saber más, debes ver más allá de lo aparente. Ese es tu trabajo como iniciado. Pero recuerda siempre avanzar y actuar de acuerdo al uso de la escuadra: se virtuoso, se justo, se equitativo, se razonable,…en síntesis busca el equilibrio de todas las virtudes, pule tu piedra de imperfecciones y usa la escuadra para ir verificando tu avance, detectar tus errores y poder pulirlos.