Libertad, Igualdad y Fraternidad.

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Libertad, igualdad y fraternidad.

Aunque resulte extraño, el origen de esta divisa tiene lugar en el seno del cristianismo, pero se hace más conocida en plena revolución social en la Francia de finales del siglo XVIII.

También se asocia a la masonería, que es una institución (la fraternidad) de carácter secreto, iniciático,  filantrópico, con ideales propios del Humanismo y la Ilustración.

En el convulso contexto de ante dicha revolución es promulgada esta consigna, como lema de cambio frente a las monarquías absolutistas.

Algún ilustrado declaró:
¿Yo, en primera persona, sólo puedo hablar del que mi anhelo desea vivir bajo estos principios; y lo deseo para mí y para todos mis hermanos?. 

Por su parte,  Voltaire dijo:
¿No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla?

Ahora, veamos que significado hay tras esta tríada.

 La LIBERTAD:

 Es una condición de ser y de vivir sin ataduras, sin ser esclavos de otros, de las políticas y de las ideologías reinantes o de las modas. Y, el más importante, sin ser esclavos de nudos mismos. Así y todo, la libertad muchas veces está en la mano de uno.

Este concepto pode dar lugar a confusión se es mal comprendido. Así pues, conviene no entenderlo como sinónimo de libertinaje o hedonismo, ya que esto sería un arrastrarse y dejarse llevar sólo ponerlos deseos,
las apetencias, los vicios y no pensar nos demás.

De este último modo… ¿donde quedaría esa LIBERTAD???

La IGUALDAD.:

Todos los hombres son iguales ante la ley, sin distinción de raza, credo o sexo, reza algún parágrafo en todas las constituciones modernas. 

La cultura, los derechos entre las distintas clases sociales, actualmente se extrapolan a otros campos y países en los que -por desgracia- a pesar de que la mayoría de las constituciones hablan de la igualdad, en la práctica no existe al 100%.

La FRATERNIDAD:

No pretendo descubrir nada diciendo que es una actitud, y como tal implica un acto, una acción que establece un vínculo entre dos o más personas de forma afectiva y amigable.

Esto es, un entregarse con las manos abiertas, con el corazón abierto y a pie juntillas.

Un entregarse completo y desde lo ahondo de nuestro corazón, sin ser selectivo con el próximo y sin aguardar nada a cambio.

Este lema debería ser rescatado en estos tiempos en los que lo que impera es una crisis de valores, en el que el materialismo y el egoísmo se sobreponen a la ética y a la moral, lo que da lugar a relaciones de interés, de no ayuda, de no tender a mano al vecino si yo estoy bien.

Hoy, el  lema que canta dolorosamente la humanidad está más próximo al de ESCLAVITUD, FATALIDAD y SOLEDAD.

Entre todos, y comenzando por uno incluso, deberíamos restituir estos principios con el fin de construir una sociedad libre, igualitaria y fraterna, una sociedad sólida y unida.

REFLEXIONEMOS.

Atte: . Un servidor

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