Todos los masones defendemos o debemos defender la fraternidad como uno de los tres pilares sobre los que asentar esa nueva sociedad que queremos construir. El dilema del prisionero nos permite un acercamiento filosófico y un análisis de hasta qué punto la confianza, base de la fraternidad, es útil en el mundo porque sin confianza en el prójimo no es posible la fraternidad.
El dilema del prisionero es simple. La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante un año por un cargo menor. Seguir leyendo