Cuando uno se decide a comenzar su camino místico, esotérico o como le quieran denominar espera encontrar un esoterismo y un hermetismo que le llene. Si bien todas las escuelas de misterio poseen un esoterismo propio, no es menos cierto que los temas materiales también deben ser tratados pues, en nuestro ascenso, se trata de autoperfeccionarnos en todos los sentidos y, dado que nuestra vida actual se desarrolla en un lugar bien material, nuestro azul y maravilloso planeta Tierra, el tratar temas materiales es de vital importancia.
Son varios los conceptos, digamos materiales, que se tratan y todos, o casi todos, relacionados con el buen comportamiento, la justicia, el libre albedrío, la ayuda al prójimo, etc.
Al tratar el tema de la Justicia me he dado cuenta que la que denominamos Justicia Humana dista mucho de ser Justa, lo cual no es de extrañar ya que somos humanos y, como tales falibles. Tan solo una justicia es justa, la Justicia Divina, pues Dios, el UNO o como le quieran denominar, en su omnipotencia todo lo conoce y todo lo puede ver y para aplicar la justicia con verdadera equidad es necesario conocerlo todo.
El término justicia viene del latín “iustitia” y podemos definirlo como la concepción que cada época y civilización tiene acerca del sentido de sus normas jurídicas. Este conjunto de reglas o normas tiene un fundamento cultural y en la mayoría de sociedades modernas, un fundamento formal:
El fundamento cultural se basa en un consenso amplio en los individuos de una sociedad sobre lo bueno y lo malo, y otros aspectos prácticos de cómo deben organizarse las relaciones entre personas. Se supone que en toda sociedad humana, la mayoría de sus miembros tienen una concepción de lo justo, y se considera una virtud social el actuar de acuerdo con esa concepción. Por otro lado, lo que una sociedad puede considerar como justo otra puede no considerarlo igual. Es lo que solemos denominar “la costumbre aquí es”…
El fundamento formal es el codificado formalmente en varias disposiciones escritas, que son aplicadas por jueces y personas especialmente designadas, que tratan de ser imparciales con respecto a los miembros e instituciones de la sociedad y los conflictos que aparezcan en sus relaciones. Muchas veces, esta justicia formal entra en confrontación con la cultural.
La falta de acuerdo entre los fundamentos culturales y formales es el motivo por el cual la Justicia Humana no siempre es justa y podemos afirmar que se debe a lo que se ha dado en denominar Libre Albedrío. El libre albedrío puede asociarse a la dualidad pues nos permite y obliga a elegir entre dos cosas; en el caso que nos ocupa entre lo justo y lo injusto. No debemos olvidarnos que el dos, la dualidad es vital en el ser humano puesto que solo por medio de la comparación el ser humano comprende y esa compresión, por supuesto, puede ser correcta o no. Y no entraré aquí en el tema de hacer algo injusto a sabiendas, pues eso haría este escrito demasiado largo.
Llegados al punto de que el hombre ha de elegir entre lo justo y lo injusto, supongamos que elegimos siempre lo justo; pero he aquí que otra pregunta surge al momento:
¿El dualismo Justo-Legal es cierto?
Desgraciadamente la respuesta es que no siempre. Todos conocemos ejemplos de sentencias que no son justas, pero si son legales desde el punto de la leyes aprobadas. Por usar un ejemplo actual, es legal (en mi país, España) que un banco se queda con la casa si no se paga la hipoteca y encima el hipotecado siga con la deuda; pero todos en nuestro interior sentimos que no es justo, la casa cubre la deuda de sobra, debería ser suficiente. Tenemos aquí el conflicto: la gente tiene claro que si le debo al banco diez mil euros, y mi casa vale más que eso, cuando el banco se queda con la casa como pago, la deuda desaparece; la ley dice que no, que me quedo sin casa y encima le sigo a deber al banco el dinero. Conclusión: legal = justo ¡No siempre!
Por lo tanto, en virtud a todo lo expuesto. Si lo correcto es ser justo y para ello debemos hacer uso de nuestro Libre Albedrío para elegir entre diferentes opciones posibles será necesario poseer la Sabiduría necesaria para hacerlo; sin embargo, ser sabio va mucho más allá que poseer Conocimiento puesto que uno no implica el otro aunque yo afirmo que la Sabiduría si implica Conocimiento.
Así pues, la Justicia Humana se basa en el Libre Albedrío y para ser aplicada correctamente necesita de una sabiduría que solo se puede alcanzar a través del Conocimiento.
Quizás no estaba muy errado Platón cuando en su libro «La República», propone para la organización de su ciudad ideal que los gobernantes de esta ciudad se transformen en los individuos más justos y sabios, o sea en filósofos, o bien, que los individuos más justos y sabios de la comunidad, es decir, los filósofos, se transformen en sus gobernantes. De ese modo, afirma, todas las leyes dictadas y aplicadas serían las más justas posibles para el hombre.
Logrado ese punto la Justicia Humana estaría en camino de ser tan Justa como la Justicia Divina y se cumpliría a la perfección el principio de correspondencia del Kybalión: “como es Arriba, es Abajo; como es Abajo, es Arriba”
Sin embargo, Ser tan justa, no es lo mismo que ser igual de justa, por lo tanto, la justicia humana siempre tendrá “sus pequeños problemas”, no admitir esto, en virtud de todo lo que hemos dicho es querer afirmar que el hombre puede tener el mismo Conocimiento y Sabiduría que un Dios, lo cual es imposible, ya que eso nos convertiría en Dioses y Dios solo hay uno pues, lo creado (nosotros) nunca podremos ser superior al Creador.