Ciencia hermética – Los siete principios herméticos (4 de 8) – Vibración

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En la entrega anterior vimos que la diferencia entre los diferentes planos, entre los niveles de energía y, por extensión, la diferencia entre una cosa o cualquier otra se debe, según la ciencia hermética reflejada en el Kybalion, a la frecuencia vibratoria que poseen. En esta parte de la serie vamos a profundizar en el principio de vibración que expresamos así:

 “Nada reposa; todo se mueve, todo vibra”

 La física ha demostrado hace tiempo que las moléculas de todo cuerpo se hayan en un movimiento continuo, que este movimiento produce una energía que podemos denominar interna 1, que al aumentar la temperatura también aumenta el movimiento de las partículas del cuerpo calentado y, por lo tanto, también su energía. Razonando al revés, la ciencia ha llegado a la conclusión que si disminuimos al temperatura llegaremos a un punto en el cual no habrá movimiento alguno. Los experimentos actuales parecen decir que ese punto se da a los 273 grados centígrados bajo cero, lo que se ha denominado el Cero Absoluto.

 Si la última parte de esa idea fuera cierta, el cuarto principio de la ciencia hermética dejaría de ser cierto. Los místicos afirmar que el hecho de que la ciencia no pueda detectar movimiento alguno más lejos del cero absoluto se debe a los medios limitados humanos, del mismo modo que el no haber podido ver los virus hasta la llegada de los microscopios electrónicos no implicaba que los virus no existiesen, existían y bien que lo sabemos por los efectos causados como la gripe, la fiebre amarilla o la hepatitis, aunque de aquella no supieran lo que era.

 No solo la ciencia comete el error descrito, lo cual no debe parecernos raro ya que solo acepta aquello que puede demostrar, sino que no fue hasta mediados del siglo XIX que comenzó a aceptar este principio y realmente no profundiza en su estudio hasta entrado el XX. Vemos que los hermetistas se adelantaron siglos.

 La enseñanza hermética afirma que todo vibra y nos dice que la materia más grosera lo hace a la frecuencia más baja (nunca cero) y la más espiritual a la frecuencia más alta. El TODO, como creador y ser más espiritual, vibra constantemente en un grado infinito aunque para nosotros sea difícil entender dicho concepto de infinito. Afirma también que si viésemos con nuestros ojos mortales al TODO lo veríamos en reposo del mismo modo que su disco girando a gran velocidad nos parece estático.

 Si el TODO vibra y el Universo es Mental y “vive” en el TODO como ya hemos visto al estudiar los principios herméticos anteriores, todo lo que el Universo contiene ha de vibrar so pena de que alguna parte dentro del TODO dejase de hacerlo y el TODO no fuese completo. ¡He aquí porque los hermetistas no aceptan el cero absoluto de la ciencia!

Por otro lado, el razonamiento anterior nos permite afirmar que todos los fenómenos mentales son modos de vibración , algo que no todos los científicos aceptan.

 Todo pensamiento, emoción o cualquier efecto mental posee su grado vibratorio y no solo eso; por medio de la voluntad de la persona o de la influencia de otros es posible reproducir o modificar eses estados vibratorios mentales. ¿Quién no ha dicho más de una vez que está en sintonía con tal o cual idea? Ese modo de expresarse puede ser entendible junto con lo que  hemos escrito ahora.

 Cuando pensamos, cuando desarrollamos una idea, producimos una vibración de una determinada frecuencia; esa frecuencia llegará a otros seres cuando tengan conocimiento de nuestro pensamiento y reproducirá en su mente la idea. Si “sintoniza” con nuestro ideal esa frecuencia vibratoria se mantendrá; por el contrario, si piensa que estamos errados, sus ideas, sus frecuencias, se irán mezclando con la original y modificará su frecuencia hasta formar otra idea diferente.

 En cuanto al tema de la influencia en otros podemos usar varios ejemplos. La hipnosis se basa, místicamente, en lograr sintonizar con la mente del hipnotizado e influir sobre ella con el fin de lograr un cambio en el mismo. Los sonidos “místicos” como el “OM” de los budistas tiene como fin el unificar la frecuencia mental de todos los participantes en la celebración.

 Podemos ver que este principio nos permite un gran poder que parece mostrar a maestros y adeptos como capaces de violar las Leyes de la Naturaleza; pero nada más lejos de la verdad. Lo que hacen es usar una ley, un principio que permite cambiar un estado vibratorio en los objetos. ¡Eso a los que muchos llaman milagro, los místicos lo llaman conocimiento oculto! Como siempre he dicho, la magia no existe, existe la ignorancia sobre el “método” empleado para conseguir el fin deseado. La telepatía, la vibroturgia, la influencia mental… se caerán de su pedestal mágico cuando se descubra y acepte que son posible por aplicación de principios Universales al alcance de aquellos dispuestos a recorrer el camino necesario para lograrlos.

La ciencia oficial no ha comenzado apenas a entrever el poder del principio vibratorio; acepta que la materia vibra al estar formada por átomos, acepta incluso que los electrones vibran y giran; pero del espíritu no dice nada, no acepta que todo vibre  pues defiende su cero absoluto. Si aceptamos que la vida material es insignificante comparada con la vida espiritual eterna, la conclusión final, la única conclusión posible, es que la ciencia oficial se encuentra en pañales en el tema que nos ocupa.

 Lo más que ha logrado la ciencia es confirmar que el aumento de frecuencia en el movimiento va generando energía cada vez más sutil. Así, colocando un objeto a girar cada vez más rápido llega un momento en el cual nos parece quieto, si aumentamos las revoluciones comenzaremos a “oir” como se mueve hasta que la frecuencia es superior a la capacidad auditiva humana; aumentando más la velocidad veríamos cambios de colores, desde el azul al rojo hasta llegar a la capacidad de la visión humana. Aquí termina el experimento para nosotros, no podemos ver ni detectar nada más y ello se debe a que el objeto habría cambiado de plano (véase la entrega anterior)

 Esto último, el cambio de plano por el aumento vibratorio, nos lleva a un “poder” interesante, el poder de penetrar y conocer otros planos de existencia. Somos seres formados por materia y espíritu, si conseguimos vibrar, si resonamos con la frecuencia de nuestro espíritu, nada nos impide conocer los planos por los cuales se mueve y manifiesta. Como el sagaz lector habrá intuido comenzamos a adentrarnos en lo que muchas escuelas denominan desdoblamiento consciente o viaje astral; pero no es este nuestro trabajo aquí.

 Lo que debe quedar claro es que como siempre han afirmado los antiguos hermetistas y siguen a afirmar los modernos:

“Aquel que entiende el principio de vibración ha logrado el cetro del poder”

 Entrega anterior: Ciencia hermética – Los siete principios herméticos (3 de 8) – Correspondencia

Próxima entrega: Ciencia hermética – Los siete principios herméticos (5 de 8) – Principio de polaridad

  1. Energía Interna: En un cuerpo que posee cierta cantidad de calor, de acuerdo con la teoría cinética, las moléculas que la constituyen se hallan en vibración y poseen una energía cinética denominada «energía cinética interna». Por otra parte, dado que estas moléculas, que por su acción gravitatoria tienden a unirse, se separan como consecuencia de la vibración ante dicha y de los subsiguientes choques que tienen lugar entre ellas, por lo que sus posiciones medidas se ubican a mayores distancias de las que habría de no existir la citada vibración. Por tanto, para conseguir esa mayor separación ha sido necesario realizar un cierto trabajo que se denomina «energía potencial interna». La suma de la «energía cinética interna» y la «energía potencial interna» constituyen la «energía interna total».

1 comentario

    • Emmanuel Sanchez el 15 septiembre 2014 a las 18:43
    • Responder

    *desaprender lo aprendido, observarse a si mismo, y ver con otro enfoque la vida, que sencillo lo visto aqui pero que profundo. Gracias Master, en espera de los siguientes articulos.

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