Disciplina, disciplina, disciplina

Chico Xavier

– ¿El señor cree que estoy en condiciones de aceptar el compromiso?
– Perfectamente, siempre que usted procure respetar tres conceptos básicos para este servicio.
– ¿Cuál es el primero?
– Disciplina
– ¿y el segundo?
– Disciplina.
– ¿y el tercero?
– Disciplina.

La conversación reproducida arriba es de sobra conocida por los espiritistas y tuvo lugar entre Chico Xavier y su guía espiritual Emmanuel.

La disciplina, definida por la RAE (Real Academia de la lengua de España) como instrucción de una persona, es vital en todo camino esotérico. Pero es mucho más que la definición que se nos ha dado. La disciplina obliga a seguir caminando continuamente hacia la Luz, a no pararnos nunca a aunque pensemos que no avanzamos como es nuestro deseo, porque la evolución espiritual, el avance hacia la Luz es así: lleno de altibajos, un trabajo lento que precisa ser interiorizado y que, durante dicho periodo, parece que nada nos aporta. No caigamos en el error de que nada sucede mientras todo se está fraguando en el crisol espiritual que algunos conocen como VITRIOL..

Existen aquellos que llegados al grado de maestro, sea en la masonería, rosacrucismo o cualquier otra orden iniciática, creen que nada más tienen que aprender y abandonan la disciplina. Ellos ya son reconocidos como maestros,¡¿para qué seguir con la tediosa disciplina?. ¡¡¡¡Ciegos!!!! Los discípulos que os siguen os ven como maestros pero vosotros deberíais saber que nunca se es maestro porque nunca se sabe todo y siempre es posible aprender algo más. Lejos de ser maestros habéis caído en lo que siendo profanos queríais evitar: en el mundo de las apariencias. La disciplina siempre es dura y filtra; pero da frutos sabrosos y suculentos a quienes la siguen.

Para los que creen que la disciplina no es necesaria les comparto unas reflexiones del padre Carlos Valles:

“Los que anhelan “cambiar sin cambiar” quieren obtener resultados diferentes haciendo siempre lo mismo y van pasando de organización en organización, de iglesia en iglesia, de grupo en grupo, sin practicar ni interiorizar ninguna de las enseñanzas que se les ha brindado, Muchas veces, estas personas – Convencidas de la validez del Sendero Iniciático pero sin fuerza de voluntad para caminarlo – bajan los brazos y se resignan a continuar viviendo del mismo modo que siempre, aunque adoptando una “postura Espiritualista” que – al carecer de una base sólida – se descascarilla con mucha facilidad.”

Sin disciplina, sin trabajo constante, no hay premio. Los profanos y muchos iniciados han caído ya en la vieja trampa y creen que comprendiendo intelectualmente los conceptos o siendo miembros de alguna orden iniciática se despertará su consciencia por arte de magia. Creen que serán transmutados en iluminados ¡Craso error! Sin estudio interior, sin caminar uno mismo el camino, sin sacrificio, sin disciplina, no es posible el cambio.

La dureza de la disciplina nos prueba cada día, cada hora, en todo momento. No podemos ser profanos un momento e iniciados al siguiente. El iniciado debe serlo las 24 horas del día, ha de ser consciente de lo que es y de lo que aspira a ser, debe comportarse en todo momento como lo que es, como un ser que busca la Luz y destinado a alumbrar el camino de aquellos que decidan seguirle. Y nada de ello es posible sin la disciplina en el trabajo que hemos aceptado voluntariamente. La disciplina es un juez implacable; pero siempre justo, que separa el grano de la paja como un tamiz. Solo el grano es bueno y germinará dando su fruto para cumplir así el viejo axioma hermético que nos dice: “muchos son los llamados; pero pocos los elegidos”

Abracemos la disciplina y no olvidemos nunca lo que somos. Mircea Eliade nos recuerda que“un objeto cualquiera se convierte en otra cosa sin dejar de ser el mismo: una piedra considerada sagrada no deja de ser una piedra; nada la diferencia de otra piedra. Lo mismo sucede con el profano, convertido en iniciado, nada lo diferencia de otro profano exteriormente. Pero aquí llega la transmutación interior, por fuera somos lo mismo pero por dentro hemos cambiado, somos otra cosa si dejar de ser nosotros mismos. Aunque no seamos importantes, el cambio experimentado nos hace diferentes y pieza necesaria en la evolución de la sociedad hacia algo mejor. Podemos ser un simple grano de areno; pero no olvidemos que la unión de muchos granos de arena crea imponentes desiertos. Pero nada será posible sin la disciplina.

Dejen que les cuente una historia para pensar y terminar esta entrada sobre la disciplina.

colibriCierto día se declaró un incendio en el bosque. Todos los animales huían para salvar su vida pero un pequeño colibrí hacia el camino contrario. Con gran disciplina tomaba agua en su pico en el lago cercano y la dejaba caer sobre el fuego una y otra vez. Un pelícano le preguntó:

-¿Realmente crees que puedes apagar así el fuego?
– Estoy seguro de que no – respondió el colibrí – pero intento hacer mi parte y mostrar el camino correcto.

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p style=»text-align: justify;»>Seamos pues como el humilde colibrí. Tengamos disciplina, hagamos nuestra parte y mostremos el camino. Después de ello, quien quiera seguirnos que lo haga.

1 comentario

  1. interesante lo importante es la disciplina no hay duda de eso… pero sabes cuna vez que estas en este camino se vuelve espinoso, solo se que aquí es cuando el hombre descubre si esta listo para abandonar este plano…

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