Queridos lectores y lectoras de este blog, el texto que les pongo abajo no es mío, me llegó por un email, pero lo considero muy útil. No en pocas ocasiones nos preguntamos por qué estamos en este mundo, que podemos hacer con nuestras vidas. Bien, les dejo el texto y luego ustedes piensen y reflexionen.
¿Para qué naciste? Tú eres Único. El problema es que no lo sabes.
Tú tienes un don espectacular. El problema es que no te lo crees.
Estás aquí con un propósito que puede cambiar al mundo. El problema es que no te sientes capaz.
Eres único, en circunstancias irrepetibles, en un planeta incomparable.
Tus huellas digitales son únicas; miles de millones de personas viven en el tercer orbe más cercano al Sol;
Miles de millones vivieron en él: ninguno tuvo, tiene ni tendrá señales dactilares idénticas a las tuyas.
Tus huellas dactilares son únicas
No hay dos cerebros iguales; las circunvoluciones y protuberancias que se delinean en tu materia gris son como tus huellas dactilares: únicas en su disposición, formas y características.
Tu ADN es único: lo revelan las más arduas investigaciones sobre el genoma humano.
La combinación de tus genes no se volverá a repetir, nadie posee un ADN como el tuyo, nadie lo ha poseído, nadie lo volverá a poseer.
Tu ADN es único…
Tu rostro, tu cuerpo, tus ojos, tus manos, tu forma de percibir la Realidad, las sinapsis de tus neuronas, tus gestos, tus caricias, tu modo de experimentar o propiciar el orgasmo, tu manera de Amar… ¡son únicos!
Y bien… ¿por qué eres Único?
Muy sencillo: ¡para que desarrolles en esta Vida una misión única, un propósito absolutamente diferente al de los trillones de seres que habitan el resto del Universo!
No te lo terminas de creer, ¿verdad?
Bueno, lo creas o no, es así: tú eres el único que puede cumplir la misión y el propósito para los cuales te creó DIOS…
¡Más nadie puede hacerlo por ti!
Vivimos en sociedades de masas que producen todo en serie: latas en serie, carros en serie, películas en serie, presidentes en serie y (lamentable) seres humanos en serie que nunca descubren el don único, el talento singular, el propósito divino que los reconecta con Dios.
Eres único… aunque vivas en sociedades que producen todo en serie En tal entorno, es de lo más normal creer que ser “normal” es la norma.
¡Dios no te creó para que fueras “normal”! te creó a Su extraordinaria similitud y analogía… ¡y como mínimo, Él desea para ti una Vida extraordinaria!
Tú no eres la obra de una fábrica que produce objetos en serie; tú eres un sujeto sin par en el Universo, la obra maestra e irrepetible de un Diseñador Exclusivo: la Deidad de la que eres parte inseparable… Eres un ser Único… por ello Dios te hizo a Su imagen y semejanza.
…con un don espectacular… por ello está escrito: “el don del hombre le abre caminos y le lleva en presencia de los grandes”.
…con un propósito que puede cambiar al mundo… por ello está escrito: “encomienda tus obras al Señor y tus propósitos se afianzarán” y “cuando el mundo se ilumina eres tú quien lo ilumina”.
- Buda desveló su don y comprendió su propósito a los cuarenta años: iluminó a la humanidad.
- Jesús a los treinta: dividió las eras y desveló el Amor infinito que estaba escondido en cada uno de nosotros.
- El genial Mozart a los cinco: el arte de la música no volvió a ser el mismo.
- Einstein a los treinta y tantos: nos hizo comprender el Universo.
- Gandhi en su cuarta década: nos enseñó que el poder de los orantes puede más que el de los fusiles.
Tú no eres menos que ninguno de esos campeones. Si cada uno de nosotros develara su don a ese nivel… ¡imagina el planeta que tendríamos!
No obstante, para abrir caminos, estar en presencia de los grandes y afianzar tus propósitos, tu don debe ser puesto en acción –sin dudas, miedos, recelos, o incertidumbres.
Tu don –hecho Uno con la naturaleza y el propósito de tu vida- se torna en inextinguible llama de entusiasmo, en pasión que le da sentido a cada segundo de tu existencia, en luz que ilumina a tus prójimos.
Porque cuando avivas el fuego de tu don, avivas el fuego de DIOS que hay en tu interior.
Y para era eso es que existen: para transformar al mundo transformándote a ti mismo… para ello, comienza con las enseñanzas antiguas: Conócete a ti mismo