Artículo en colaboración con el hermano Víctor Ruano, miembro de la Federación Espirita de España (https://espiritismo.es/ )
Si un Espíritu no es más que lo que somos en realidad ¿Cómo puede influirnos? La respuesta debería estar clara si ha leído con atención toda la serie. El Espíritu sabe muchas cosas que nosotros desconocemos, puede ver y percibir cosas que nosotros no podemos justamente porque el negarnos esos “poderes” durante nuestra estancia en la Tierra es lo que nos pone a prueba. ¿de que valdría ponernos a prueba si pudiésemos saber lo que va a pasar o lo que ha pasado?
Los Espíritus ven todo lo que nosotros hacemos, porque nos rodean sin cesar. Conviven con nosotros en todo momento, en otra dimensión si ustedes quieren llamarlo así, aunque no sea el término correcto. A su lado, al mío, al de su amigo, cuando cruzamos la calle o cogemos un autobús, en todo momento nos encontramos rodeados de Espíritus. Pero la mayor parte de nosotros no los vemos y…lo más importante, la mayor parte de las veces ellos no desean ser vistos.
Aunque pueden ver todo lo que hacemos, cada Espíritu no ve más que las cosas en que fija su atención; porque no se ocupan de las que les son indiferentes. En eso son como nosotros. Se concentran en su trabajo y se aíslan del resto. Cuando usted fija su atención en algo, todo lo que le rodea pasa a otro nivel, es como si no existiese. El Espíritu hace lo mismo, solo presta atención a aquello que debe prestar atención, todo lo demás lo pasa por alto.
Desde tiempos inmemoriales se ha comentado que la gente oye voces que les indican lo que hacer. El Espiritismo explica eso diciendo que los Espíritus influyen a los hombres tanto en pensamientos como en acciones. Se dice que cuando un pensamiento es sugerido, viene a ser como una voz que nos habla. Los pensamientos propios son en general los del primer instante. Por lo demás no es muy interesante esa distinción y así lo dicen los espíritus a las preguntas de Kardec:
De lo dicho en la pregunta 460 podemos deducir sin lugar a dudas que los Espíritus nos influyen, que en todo momento nos envías sus opiniones; pero…¿Cómo saber si lo hace por bien o lo hacen por mal? La verdad es que esta pregunta no debería hacerla. Si usted hace el bien atraerá el bien, si hace el mal, atraerá el mal. Si usted hace lo correcto los Espíritus buenos le rodearán y los malos se alejarán. Y si no me creen a mi crean entonces a los propios espíritus.
El Ángel Guardián
El cristianismo nos ha dado a conocer el Ángel de la Guarda. ¿Quién no recuerda la famosa canción que antes de irse a dormir nos cantaba nuestra madre:
Dejando a un lado el lado poético y protector de toda madre hacia sus hijos, existen Espíritus que se unen en particular a un individuo para protegerlo y guiarle. Se le suele llamar guía o hermano espiritual; pero la gente le llama Ángel de la Guarda, Espíritu bueno o genio. Estos Espíritus protectores son de orden elevado, es decir, espiritualmente avanzados, conocedores de “secretos” que otros Espíritus menos avanzados aún no son quien de imaginar. Son por lo tanto, Espíritus que siempre hacen el bien porque ya han entendido que hacer el bien es el único camino para avanzar.
La misión del Espíritu o Hermano protector es similar a la que un padre adquiere hacia sus hijos. Tratará de llevarle siempre por el buen camino, ayudarle con sus consejos, consolar en las aflicciones y ayudarle a superar las pruebas que la vida nos envía. Se une a nosotros desde que nacemos y no nos deja hasta que morimos y, incluso, tras ella, nos sigue a guiar en futuras existencias corporales. Si quieren verlo de una manera más humanizada. Él es nuestro guía y maestro y nosotros somos sus discípulos. El problema es que no siempre aceptamos serlo y el protector se aleja porque nada puede hacer, obligarnos no es opción porque el libre albedrío es ley Divina, nadie puede ir contra ella y como un padre que sabe que su hijo se equivoca al no seguir su consejo, se aleja triste y deja que la vida nos enseñe “por las bravas”. No culpemos al Espíritu de nuestros males, solo nosotros somos culpables.
Sin embargo, no siempre se aleja porque no pueda romper las Leyes Divinas, a veces se aleja porque eso es lo mejor para su protegido, la mejor forma de que aprenda.
El Espíritu Bueno puede ser de tres tipos, o dicho de otro modo más correcto, existen tres tipos de buenos espíritus que en síntesis son los siguientes:
- Los Protectores o ángeles guardianes que tienen la misión de acompañar al hombre en la vida y ayudarlo a progresar y a los que nos estamos refiriendo. Por necesidades de su trabajo son Espíritus elevados.
- Los Familiares; son buenos pero a veces poco adelantados. Se unen por lazos más o menos duraderos. Como sucede entre abuelos, padres, hijos y nietos. No es extraño que un abuelo/a proteja a sus nietos/as, por ejemplo.
- Los Simpáticos; atraídos por afectos particulares, semejanza de gustos y sentimientos. Cuando uno tiene un gran amigo que se va, nada le impide a ese amigo velar por nuestro bienestar si Dios no lo prohíbe por algún motivo que solo Él conoce.
Sin embargo, no olvidemos lo que dije al principio. Ellos nos ayudan. Tratan de guiarnos. Pero la decisión final es nuestra, podemos elegir oír sus consejos o no.
Podríamos hablar mucho más sobre el tema, pero para eso están ya los libros de Kardec y, como ya viene siendo habitual, os recomiendo leer si queréis profundizar en el tema y no os quepa duda, que si hacéis el bien, todo un ejército de buenos espíritus os protegerán.
Próxima entrega: La curación espírita – Pases
<