¿Es usted feliz?

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La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto,
no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
Henry Van Dyke (1852-1933)

felicidad¿Es usted  feliz?

No amable lector, no se trata de una pregunta loca. Tampoco es una pregunta impertinente; aunque pueda parecerlo. Por el contrario, es una pregunta muy pertinente. La vida, sin felicidad, es carente de significado. Ninguna victoria – sea del tipo que sea –  es realmente victoria si no trae consigo la felicidad. Ningún fragmento de nuestra vida diaria tiene valor alguno si no va acompañado de la felicidad. En una palabra, la vida es felicidad.

El filósofo griego Epicteto, que durante su larga vida de 91 años en al antigua Grecia, llegó a grandes verdades que legó para la posteridad, Entre  ellas destaca una muy clara: “Dios creó a todos los hombres para gozar de la felicidad y de la constancia del bien”

Vuelvo a preguntarle ¿Es usted feliz? ¿Goza de la felicidad y del bien? No estoy hablando de una felicidad momentánea o temporal como ganar en una carrera o que le toque un premio en alguna lotería. No, eso es efímero, casi sin valor para lo que estamos debatiendo, pero refiero a si su felicidad es plena, completa felicidad. ¿Siempre? Si usted se inclina a decir que tal cosa es imposible tengo que decirle que su pensamiento  no pasa por ser más que una racionalización de lo que usted cree; pero no es la realidad.

La felicidad es posible y debería estar siempre a su lado y al lado de todo el mundo. Charles Darwin, el famoso naturalista, también era un notable filósofo. Escribió mucho acerca de la lucha por la existencia de las especies y su supervivencia y llegó a la misma conclusión que Epicteto: “todos los seres conscientes fueron creados para gozar de la felicidad” dice Darwin, y añade: “La felicidad impera, sin duda alguna”

Puede que usted diga que no es feliz, pero seguro que también dice que tiene derecho a ser feliz y por ello le repito la pregunta: ¿Es usted feliz?

La experiencia  y el contacto con miles de personas, las relaciones pasajeras y la estadística nos dicen que muy pocas personas dicen que son plenamente felices. Lo más grave es que muchas, muchas más de las que uno puede creer, afirman que nunca han experimentado la felicidad.

Llegados a este punto cabe preguntarse ¿Quién tiene la culpa de que  algunos – muchos – jamás experimentasen la felicidad? Si usted lee los escritos que sobre el tema de la felicidad han escrito filósofos, sabios y religiosos podrá comprobar que todos están de acuerdo en que el ser humano es el responsable de su propia felicidad. La mejor definición que se puede dar sobre la felicidad y las causas de que esta no sea alcanzada son las palabras de Abraham Lincoln cuando dijo que las personas son tan felices como deciden ser.

Pero la felicidad no se va a aparecer delante suya por arte de magia. La magia no existe. La gran parte de la culpa la tenemos nosotros, no hay duda. Mire a su alrededor y verá que la inmensa mayoría vive en su mundo. Un mundo creado y artificial donde casi todos procuran ocultar sus sentimientos para no hacer visible su infelicidad. No debería ser así y no deberíamos hacerlo nunca. Negar nuestra infelicidad no nos hace felices y cierra puertas a poder serlo y a la ayuda que los demás nos puedan prestar.

Uno va caminando por la calle, se sienta en un parque o mira por la ventanilla del autobús y se fija en las personas con las que se cruza y vemos que la mayor parte están tristes, deprimidas, preocupadas….infelices. Y cuando vemos a alguien que ríe, alegre, feliz; nos llama poderosamente la atención; como si fuera algo anormal cuando lo anormal debería ser lo contrario. ¿Dónde, entonces, está el error? Epicteto vuelve de nuevo en nuestra ayuda: “Recuerde que el infeliz  es infeliz por su propia culpa”

Y aquí  se abre la realidad de la felicidad. La verdad dicha por Epicteto nos conduce a otra – mucho más importante – que nos dice que si el hombre crea su propia infelicidad también es quien de crear su propia felicidad.

Para crear su propia felicidad solo precisa aprender una gran lección y emplearla con frecuencia. No es una lección complicada, en realidad es muy simple, lo complicado es que usted debe mudar su pensamiento. Debe dejar atrás lo que durante años ha estado haciendo, cambiar sus hábitos…y eso si que cuesta.

Usted  precisa adquirir el hábito de ser feliz. Esto quiere decir que simplemente ha de decirse a sí mismo y con frecuencia: “Yo hago de la felicidad un hábito”  “Yo soy feliz porque quiero ser feliz” Esta simple afirmación contiene una gran verdad. Dice el libro de los Proverbios ( 15:15) que el hombre de corazón alegre tiene un banquete continuo.

Cultivando el hábito de la felicidad, su vida puede ser más agradable y provechosa. Los hábitos son fáciles de cultivar pero en esta sociedad actual solemos cultivar hábitos negativos como la prisa, la preocupación, el stress y un sin fin de hábitos más que nos agobian. Pero la felicidad es un hábito positivo…que la mayor parte de la gente se ha olvidado de cultivar. La felicidad precisa quererse, pero también precisa cultivarse. Si usted no la cultiva, si desde su interior no se siente feliz nunca lo será. La felicidad es  un hábito a cultivar y  que volverá su vida feliz

Para ser feliz usted precisa ser consciente, ante todo y en primer lugar,  de que su propia felicidad no depende de  nada ni de nadie. Las personas creen que serán felices solo el día que los problemas que les rodean se resuelvan. ¡Eso es una ilusión! Los problemas siguen y aparecerán nuevos problemas. Unos se solucionarán y otros no; pero la felicidad no depende de los problemas: Depende de usted. Usted puede tener muchos problemas, pero si decide ser feliz lo será. Una cosa no es incompatible con la otra. Ser Feliz es disfrutar de la vida en cada momento. Ser feliz no es tenerlo todo resuelto sino convivir con los problemas, mirarlos a la cara y decir: si, tengo un problema ; pero no voy a dejar que me amargue la vida. Dicho de otro modo, aplique la siguiente máxima:

Si un problema tiene solución para que voy a preocuparme; si no la tiene, para que vale que me preocupe

Tampoco piense que cultivando el hábito de ser feliz podrá modificar el comportamiento de todos los que le rodean, como un pase de magia, para que puedan ser felices y así ser feliz usted. No es así, no. El gran cambio será interno y silencioso. Sucederá dentro de usted y no fuera; sus valores se transformarán, comenzará a dar valor a lo que realmente tiene valor  y, de repente, mirará a su alrededor y descubrirá que a pesar de todos los problemas, que continuarán en su lugar, usted está más allá de ellos, alejado disfrutando de lo que realmente merece la pena y, por lo tanto, siendo feliz.  Comprenderá que la mayor parte, por no decir todos, los problemas que le hacían infeliz son problemas materiales, usted vive en un planeta llamado Tierra donde existe una sociedad materialista que da valor a todo aquello que es efímero: un coche, una casa, un ordenador, el ultimo iphone..y no considera las cosas cuasi eternas como la familia, los hijos, el amor por su pareja. Esa es la clave del asunto: decida se feliz, identifique lo verdaderamente importante y…disfrute. Sea feliz

Comprenderá, además, que jamás podrá modificar a los demás, pues cada uno se encuentra en su nivel de evolución propio, en una escalera cuyos peldaños han de ser subidos paso a paso. Usted vivirá su vida y dejará vivir la suya a los demás. Comprenderá que de nada vale ser infeliz porque la gente que le rodea hay decidido no se feliz o no le apetezca serlo. Comprenderá que no todos piensan como usted y no han dado el paso para ser feliz.

 Comprenderá que hay momentos felices y tristes, pero en su conjunto, usted será feliz porque así lo ha decidido y así será.

1 comentario

    • Alejandra el 6 julio 2017 a las 02:25
    • Responder

    Me encantó!!!

    El mundo es mental, por lo tanto mi felicidad va a depender del mundo que creo. T.’.A.’.F.’.

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