Voluntad – La clave del desarrollo interno

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Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor y la electricidad, la voluntad
Albert Einstein

voluntadDel mismo modo que antes de aprender a andar aprendemos a gatear, o antes de multiplicar aprendemos a sumar. Al hablar de desarrollo personal podemos decir que sucede algo parecido. Cuando queremos aprender algo nuevo el proceso es lento y pausado, nada se aprende de repente y, en el caso del desarrollo interior y espiritual el proceso es especialmente lento y casi imperceptible. Nada sucede bruscamente.

Usted tiene dudas y desea respuestas, para ello precisa crecer interna y espiritualmente pero usted se desespera porque estos cambios son lentos. Así tiene que ser y así es siempre. Los cambios están ahí, preparando el terreno para que podamos encontrar las respuestas, solo que nos vamos adaptando a ellos sin darnos cuenta del proceso. Si el cambio fuera algo espectacular y súbito, si tuviese lugar nada más quererlo, quedaríamos atontados y, lo más probable, no seríamos capaces de comprender lo que había pasado. Decían los antiguos místicos – y lo siguen a decir – muy sabiamente, que el iniciado tiene que acostumbrarse poco a poco a la claridad antes de poder ver la Luz Mayor.

Mientras nosotros nos desesperamos, los pequeños cambios van sucediendo poco a poco, sin apenas notarlo. Pensamos, entonces, que nuestros estudios y ejercicios místicos no están siendo realizados correctamente o que no surten efecto. Mientras piensa así esos simples estudios y/o ejercicios están colaborando para que una gran transformación interna se realice. El crisol está a pleno rendimiento, pero el fruto de su mezcla, el oro alquímico que usted busca precisa de su tiempo para ser producido.

Pero no es para todos. Esa transformación es siempre más rápida en quien tiene una preparación interior previa. Usted tiene esa preparación o no sería masón, rosacruz o, siendo profano, no estaría leyendo esto. En el mundo espiritual o en el crecimiento interior, lo semejante atrae a lo semejante. Esta es una ley que usted tiene que mantener siempre viva en su consciencia. Continúe, por lo tanto, a realizar sus estudios y/o ejercicios y aproveche esos pocos minutos de cada día para desligarse del mundo exterior y sentir su Yo interior. Hágalo por usted.

Existe otro punto que también es bueno comentar. Muchos dicen que el camino de la evolución espiritual y el desarrollo interior es arduo y difícil. Que solamente algunos consiguen recorrerlo hasta el final. ¿Pero por qué ha de ser así? ¿Por qué solamente unos pocos elegidos han de tener el privilegio de conseguir trillar un camino que puede llevar a todo el mundo al perfecto conocimiento del ser humano, el universo y, sobre todo, de uno mismo? ¿Por qué no todos lo consiguen?

La respuesta es muy simple: porque no lo desean. Es cierto que puede parecer que lo desean porque nadie niega que desea mejorarse, pero una cosa es decirlo y otra dedicarse a ello. El camino es exigente porque los frutos son suculentos. La mejor fruta nunca se encuentra en las ramas bajas, donde todo el mundo puede cogerla, sino en las ramas más altas, donde no todo el mundo está dispuesto a subir y puede madurar con más calma. Para seguir en el camino del desarrollo interior el hombre precisa tener una voluntad firme e intensa y, sobre todo, estar dispuesto a seguir hacia delante con los grandes cambios que van a suceder durante el camino. No es normal aceptar los cambios al comienzo, el Ser Humano es animal de costumbre y todo cambio va en contra de la costumbre. Solo una voluntad férrea y decidida doblegará al Yo interior a aceptar los nuevos cambios y a usarlos para conseguir otros.

Los cambios serán mínimos, cada día un poco o casi nada, pero cierto amanecer, de repente, descubrirá que aquello que tanto le agradaba antes ha pasado a no tener mayor significado que su simple existencia; comprenderá que aquello que lo incomodaba no le afecta más; percibirá que su horizonte de conocimientos se torna cada vez más amplio a cada momento y que todos sus valores antiguos están siendo substituidos; dará valor a aquello que realmente lo tiene y dejará de lado aquello que solo posee un valor temporal durante esta vida terrenal.

El problema mayor para aceptar estos cambios radica en que, a su alrededor, los demás no cambiarán y no compartirán sus cambios. Serán muy pocas las personas que comprendan y acepten su nuevo modo de entender el mundo y de vivir. Y es entonces cuando el iniciado ha de ejercer una infinita compresión.

En la obra de Marilyn Fergunson “A conspiraçao Aquariana” se explica muy bien este problema:

El cambio de paradigma personal es como la travesía del océano hacia el Nuevo Mundo. El emigrante, por mucho que lo intente, no puede persuadir a todos los amigos y seres queridos para que emprendan el viaje. Los que se quedan atrás no consiguen entender por qué el mundo familiar no le es suficiente. Porqué abandona la tierra natal, a la que estaba acostumbrado. Pero aún, porqué los afectos no se lo impiden.
 
Y el emigrante aprende que no se puede de hecho restablecer el Viejo Mundo en el nuevo continente. La Nueva Inglaterra no es Inglaterra; la Nueva Escocia no es Escocia. La distancia enflaquece la antigua realidad y la comunicación se vuelve difícil, pungente. Las cartas enviadas al Viejo Mundo no pueden evocar todos los valles y picos que arrastran al emigrante inexorablemente a través de lo desconocido.
 
La transformación personal en marcha hace que el individuo de aleje del Viejo Mundo – a veces de modo abrupto – con más frecuencia a lo largo de los años.
 
Si el vigoroso interés en el proceso transformador y la búsqueda de un significado no son compartidos por los cónyuges, es probable que el matrimonio sufra. Con el pasar del tiempo, las diferencias pueden parecer más y más pronunciadas, los viejos cismas mayores. Muchas amistades y relaciones antiguas se pierden; nuevas amistades, hasta incluso un nueva red de apoyos, tomarán su lugar. Basados en los valores compartidos, estos nuevos relacionamientos son incluso más intensos.
 
Parientes, colegas, amigos y cónyuges, comprensiblemente amenazados por estos cambios, muchas veces ejercerán presión sobre el individuo para que abandone las prácticas o amistades envueltas en la trasformación. Estas presiones sirven apenas para aumentar las diferencias. No se detiene un emigrante intentando reavivar sus esperanzas en el Viejo Mundo

El iniciado tiene que ejercer una infinita comprensión o no será capaz de seguir adelante sin enfrentamientos que a nada conducen. Pero que pueden alejarle de su camino. Deje a los demás seguir su camino y usted continúe por el suyo. Usted llama la atención porque ahora es diferente. El que quiera verlo lo verá y le podrá seguir. No hace falta que cada día lo pregone y defienda. Del mismo modo que el faro le indica al barco el camino seguro sin obligarle a ir por dicho camino, así debe usted obrar: Marque el camino y olvídese del resto. Quien quiera seguirle que le siga.

Este problema de incomprensión que le exige a usted una gran compresión pondrá a prueba su voluntad de seguir adelante en todo momento. Un deseo pasajero, creado apenas por insatisfacciones en su vida o con quien le rodea, no causa un impulso duradero y fuerte para llegar al fin. Tan pronto como satisfaga su modo de vivir abandonará el camino del desarrollo interior. Solo el hombre que desea evolucionar internamente, con dependencia de que las condiciones exteriores sean buenas o malas y de la incomprensión de quienes le rodean, conseguirá una excelente resultado y verá, poco a poco, surgir dentro de si su YO interior alumbrando con una LUZ y una fuerza que ni imaginaba poseer.

Pero para ello hace falta mucha Voluntad para poner un pie delante del otro; para comprender a quien no nos comprende; para aceptar los pequeños y grandes cambios de nuestro Ser…

Si, la base de todo desarrollo interno es la Voluntad.

Y como siempre digo: “Investiguen y aprendan, no den nada por definitivo, es la única manera de alcanzar la Luz”

1 comentario

    • emmanuel sanchez rdrgz. el 28 octubre 2016 a las 00:29
    • Responder

    *Gracias; creo que un consejo mejor no podria haber recibido con este mensaje, aunque no estoy desalentado, pienso que si se ha hecho lenta la instruccion, tengo 62 años y queda quiza poco tiempo para tanto que vislumbro en este camino, por ello encuentro un apoyo y aliento a seguir paso a paso, ya se presentara el momento de arreciar la marcha cuando entienda que es el tiempo y este preparado.

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