Use el poder de su mente

menteUsar el poder de su mente es lo mismo que decir que use su pensamiento. Como veremos a continuación, el pensamiento es el alimento del espíritu, es lo que le da vida y poder, del mismo modo que lo que denominamos fuerza vital alimenta a nuestro cuerpo. Pero teniendo en cuenta que desde el punto de vista místico o hermético afirmamos que el Ser Humano es un Espíritu encarnado, deducimos que es de vital importancia el uso correcto del pensamiento ya que es el alimento de lo que realmente somos.

Descartes nos demuestra la importancia del pensamiento en su famosa frase: “Cogito, ergo sum” (pienso, luego existo). Para Descartes  el pensamiento es un atributo esencial del espíritu; mejor aún, es su propia vida.  El pensamiento es para el ser psíquico el medio que les permite entrar en comunión con el mundo exterior.

El Ser humano posee una consciencia y un inconsciente que actúan en todo momento que la inteligencia se pone a trabajar y es el pensamiento el que hace de intermediario imprescindible entre ambos. Es el pensamiento quien rige las facultades del espíritu y del inconsciente. Cuanto más desarrollamos la atención y la voluntad con mayor fuerza podemos generar y mantener pensamientos, nuestras ideas almacenadas permanentemente en la mente inconsciente pueden ser rescatadas con mayor facilidad e interactuar, combinarse, con las nuevas ideas adquiridas conscientemente para dar soluciones lógicas y reflexivas a problemas o nuevos proyectos.

Pero lo que nos interesa realmente en esta entrada es ver que el pensamiento, nuestra mente, posee un poder que no solemos ver. El pensamiento no actúa solo como intermediario sino que sus ideas son lanzadas al Universo  y afectan a otras personas, ya sea que lo haga directamente como pensamientos o porque los hemos materializado por medio de la palabra. De una u otra forma, el pensamiento de transmite. Y ese pensamiento transmitido se impondrá mejor o peor de acuerdo a la precisión, nitidez, relevancia y vigor que le hayamos otorgado.

Dicen los místicos que existe un pensamiento Universal, algo similar al Sol. Así del mismo modo que el Sol irradia su calor sobre todos nosotros, ese pensamiento Universal lo engloba todo y cada uno de nosotros toma una parcela del mismo, lo modifica de acuerdo a sus ideas particulares, educación, experiencias personales y lo vuelve a dejar libre para que otros lo tomen. Esa suelta y toma hace que el pensamiento, nuestro pensamiento, influya en los demás. Esto es lo que los iniciados denominan corrientes de pensamiento y son quienes de poder usarlas y absorberlas sin cesar, bebiendo constantemente de ellas y acelerando su evolución interior.

Prentice Mulford[1] en “Nuestras fuerzas mentales” nos dice:

“No hay límites para el poder de la corriente de pensamiento que podéis atraer hacia vosotros; no hay límites  para las cosas que, gracias a ella, seréis capaces de realizar en el mundo. En el futuro, ciertos individuos podrán guiar hacia ellos esta favorable corriente de pensamiento que les permitirá hacer lo que muchos denominarán milagros. Está en las posibilidades del espíritu humano atraer una corriente de pensamiento siempre creciente en calidad y poder que guarda todo el secreto de lo que se ha denominado como “magia”

No existe la magia, existe la ignorancia. El conocimiento de todo aquello que los demás ignoran nos permite realizar actos que no comprenden y que son milagrosos a sus ojos. Pero nada de mágico hay en dichos actos, es tan solo que esa persona ha recibido las llaves del conocimiento profundo del pensamiento.

Heitor Durville nos dice que “Los pensamientos no nos pertenecen” y tiene razón. El pensamiento llega a nosotros desde el exterior, desde el pensamiento Universal. Tomamos trozos, parcelas. Lo usamos. Lo modificamos. Y el resultado se suelta de nuevo al exterior formando un añadido al pensamiento Universal. Realmente somos usufructuarios del pensamiento y generados de nuevos añadidos, pero jamás dueños; ni siquiera de nuestros propios pensamientos creados pues, la integrarse en el Universo, automáticamente pasan a estar disponibles para todo el mundo.

Ahora bien, el poder del pensamiento radica en su poder de modificarnos a nosotros mismos y, por extensión a los demás. Podemos tener el mismo pensamiento, usted y yo podemos pensar en lo mismo, pero podemos transmitir cosas totalmente diferentes; es decir, nuestro pensamiento creado y puesto a disposición del resto de Seres Humanos puede ser totalmente diferente. Usted puede tener un mal día y su pensamiento será soltado al mundo como algo pesimista, sombrío y maligno que hará sentir mal a quien lo reciba…o puede tener un buen día y hacer todo lo contrario. Según lo que su pensamiento transmita el mundo será ese día algo mejor o algo peor porque nos guste o no, los que nos rodean lo notan. No es necesario que usted hable, sus gestos, su malestar, su “aura maligna o benigna” es notada por sus familiares, amigos, compañeros de trabajo…

La mayoría cree que nuestra mentalidad – nuestros pensamientos – son inamovibles, pero es un error sencillo de demostrar a poco que nos pongamos a investigarlo. A cada instante, recibimos un bombardeo continuo de ideas y pensamientos ajenos – Noticias, proyectos, estados de ánimo… – de los que somos o no conscientes. Es más, la mayor parte pasan desapercibidas pero insensiblemente soterradamente, casi a traición, actúan cumpliendo sin que lo sepamos un trabajo formidable: dar forma a nuestro pensamiento y, a su través, a nuestro espíritu. En pocas palabras, contribuyendo a nuestro avance espiritual

Veamos un simple ejemplo. Somos solidarios con todo lo que nos rodea en mayor o menor grado. Sufrimos ante la desgracia de los demás y no nos cuesta mucho ponernos en la piel del otro si nos lo proponemos. Por una ley del equilibrio, tendemos siempre a ponernos en armonía con las vibraciones de los demás, con todos los pensamientos, con todas las sugestiones que nos llegan del medio en el cual evolucionamos. Intentamos siempre legar a acuerdo y evitar las discrepancias, buscamos, en definitiva, el equilibrio. Cierto es que el equilibrio perfecto e ideal, la comunión entera con todos los seres que nos rodean es imposible de lograr porque existen elementos múltiples de desarmonía, pero no por eso somos menos solidarios con los de nuestro linaje, país o raza.

En cada instante, a cada segundo, recibimos pensamientos que vienen de fuera y con los cuales queremos armonizarnos; por lo tanto, son ellos los que nos obligan a modelarnos. Tenemos consciencia de bien poco de ellos, pero son como innumerables gotas de agua que, cayendo sobre nuestra mentalidad, en el doble dominio del consciente y del inconsciente, le van dando sus características poco a poco.

En resumen, los pensamientos nos modelan, nos guste o no. Y del mismo modo que nos modelan a nosotros, los nuestros modelan a los demás. Este es el gran poder de la mente, el poder de su mente.

 

NOTAS

[1] Prentice Mulford fue un periodista, escritor y espiritualista norteamericano nacido en  1834 en Sag Harbor, Long Island y fallecido en1891 en Sheepshead, Long Island.

 Escribió varios libros sobre el tema de la mente y la estimulación para su desarrollo Su obra más importante fue «Thought forces» Traducida al español como, «Nuestras fuerzas mentales» y al portugués como «Nossas forças mentais»

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