Al comenzar este apartado sobre la cábala dijimos que en el Libro de la Creación se inicia la preocupación de los cabalistas por la numerología y el uso de las letras en la interpretación de significado ocultos; estas 22 letras y 10 números pueden ser combinados de tres maneras:

1.  Gematria (atribuye valores numéricos a las letras)
2. Notaricón (acrónimos de expresiones ocultas)
3.  Temurah (cambia palabras por anagramas

1 Gematría
La gematría considera el valor numérico de la palabra o palabras del texto, cuyo sentido se indaga, y que será el de otra palabra extraña cuyas letras sumen el mismo valor numérico. Así, en el Génesis XLIX, 10, se lee: “No se le quitara la vara de mando a Judá, ni (faltará) el legislador (la antorcha suprema) de entre los de su generación (descendencia) hasta que venga el Pacífico (Shiló Yabosh)”.

 Para saber quién es el pacífico, los cabalistas suman los valores de número de las palabras hebreas “hasta que venga el Pacífico”, que dan yod es igual a 10, bet es igual a 2, alef es igual a 1, shin es igual a 300, yod es igual a 10, lámed es igual a 30 y he es igual a 5; con lo que la suma total es 358.

Dado que los valores de las letras que entran en la palabra (Mesías) son igualmente 358, el pacífico será el Mesías.

El alfabeto hebreo o alefato está compuesto por 22 caracteres a los que se asigna un valor numérico de acuerdo con la siguiente tabla.

2 El notaricón
En el método notaricón se juntan, a manera de acróstico, las letras iniciales o las finales de las palabras de una frase cuyo sentido quiere interpretarse para descubrirlo con la palabra resultante. Así, las palabras hebreas que corresponden a las tres primeras de las que dijo Abraham a Isaac en el acto de sacrificarle: “La víctima, hijo mío, la proveerá Dios” (Génesis, XXII, 8) empiezan por Alef, Yod, Lámed que unidas forman la voz ail (“carnero”), y en efecto, el carnero se halla indicado en el versículo 13.

El notaricón “lee entre líneas” reveladas las respuestas que el lenguaje divino mantiene ocultas para un lector no iniciado. Básicamente, se trata de tomar las iniciales de una serie de palabras, o las letras finales, y extraer de ahí nuevo material profético, “no-revelado” y preciso. Dado que en hebreo no se escriben los sonidos vocálicos, se puede obtener una considerable cantidad de palabras ocultas. Umberto Eco cita un ejemplo del Eclesiástico que pregunta: “¿Quién subirá por nosotros al reino de los cielos?”. Tomando las letras iniciales y las finales de cada palabra, se obtiene la siguiente respuesta: “Los justos verán a Dios”

Con respecto al Notaricón, debemos tener en cuenta que esta parte del sistema literal, en el sentido místico de las Sagradas Escrituras es, pues, un paso más adelante en la hermeneútica tradicional ya que pasamos de modo claro de lo esotérico – el propio texto que todo el mundo puede leer y que ya enseña al pueblo en su conjunto – a lo exotérico – lo oculto y solo accesible a los iniciados, a aquellos que merecen un conocimiento superior por su evolución y espiritualidad.

Con el uso práctico de la Cábala literal ¹, descubrieron un uso bastante importante, puesto que cada letra del alfabeto Cabalístico tiene un número, un color, muchos símbolos, en la que alegan que el estudio de la Cábala no solo ayuda a una mayor comprensión, sino que enseña al estudiante a clasificar y organizar todas estas ideas, números y símbolos.

3. La temurá
En la técnica temurá, el nuevo sentido de una palabra sale transponiendo las letras de que se compone, o separándolas de manera que formen diferentes palabras; es decir, un procedimiento anagramático.. Ya que en el hebreo escrito no hay vocales, de la lectura de una palabra como YHWH se sigue WHYH, HWYH, cada una con un posible significado simbólico concreto.

4. Cábala y Masonería
Existen muchos hermanos que dicen que la Masonería oculta en su simbolismo mucha cábala, sobre todo de gematria por cuanto los números son de vital importancia y la letra G que aparece en el delta luminoso puede ser interpretada de multitud de maneras.

José Castellani, en su obra “La Ciencia masónica y las Antiguas Civilizaciones” discrepa de forma total con lo dicho, concluyendo que es una desvirtualización de la concepción metafísica contenida en el Adan Kadmon, para adaptarla a la simbología Masónica.

Es comprensible que los hermanos, en su amor por la Masonería quieran ver en toda ciencia sagrada las raíces o la influencia de la simbología Masónica. En realidad, no es así. La Masonería fue creada, en una fecha no determinada, adoptando muchos símbolos contenidos en las ciencias iniciáticas de la antigüedad. Somos parte de un legado que nos dejaron los sabios del pasado. Así ha sucedido con todas las escuelas filosóficas y religiones que ha surgido para culto de Dios y elevación de la espiritualidad del hombre. Solamente como ejemplo, la Escalera de Jacob ha sido utilizada por las más diferentes religiones y también por la Masonería y la propia Cruz, es un símbolo antiguo que la Iglesia Católica adopta solamente tres siglos después de la muerte de Jesús.

Por lo tanto, y dicho lo anterior, surge la pregunta ¿por qué razón debemos los masones estudiar la Cábala, el Tarot, la Astrología,  la Alquimia, los Solsticios, los Antiguos misterios, los filósofos griegos, Biblia, etc.?. Pues porque allí se encuentra lo mejor de todo los creado por el hombre en el desbaste de su Piedra Bruta. Porque es de esa manera como estaremos en las mejores condiciones de frecuentar nuestra Logia, llevando y trayendo espiritualidad y conocimientos que mejoren nuestro interior y nos aproximen a Dios y a nuestros semejantes. Y, finalmente, como dice Dion Fortune, “estaremos bebiendo del agua más pura”.

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