¿Hacia dónde vamos? El objetivo de la vida

“Cuando un hombre sabe hacia dónde va
el mundo entero se aparta para darle paso”

Bertrand Russell

Dice un viejo aforismo que para saber hacia dónde vamos hay que saber de dónde venimos. La cosa no es tan simple. Es relativamente sencillo conocer de dónde procedemos, incluso en el ámbito esotérico; pues sencillo es comprender que somos un alma encarnada y que existe un creador o, por el contrario, renegar de todo ello y creer que no somos más que un cúmulo de átomos conjuntados con mayor o menor belleza en un grupo de células especializadas que se unen para crear un ser humano.

Pero sabido lo anterior, decidir hacia dónde vamos y cuál es nuestro objetivo en la vida se antoja la más de la veces una tarea complicada. Le resultará evidente al lector que me sigue habitualmente que el tema segundo, aquel que no cree en que somos un alma encarnada, no va a ser tratado por mi persona en este lugar. Uno habla de aquello que cree y, aunque fugazmente puede explicar que existen otros puntos de vista, siempre hablará de aquello que acredita y conoce y, si es sincero, siempre dirá que es su pensamiento y no la verdad absoluta.

Lo primero que un místico o un iniciado debe aprender o averiguar es hacerse consciente de su objetivo en esta vida. Llegamos a esta nueva existencia por algún motivo. Todos, sin excepción, servimos para algo y para algo estamos aquí; pero pocos sabemos para qué. Rara es la persona que no tiene grandes ideas, que desea ser un ingeniero de fama, o un político, médico, actor…reconocido; pero ¿es realmente ese nuestro objetivo en esta vida?

Tan pronto como nuestra alma toma consciencia de su existencia y la “intoxicación material” le deja vislumbrar que existe otra realidad, lo primero que se interroga es “¿Cuál es el objetivo de mi vida?” Cada alma, cada uno de nosotros, tiene su objetivo propio que no es mejor ni peor que el de los demás; pero, al final, todos los objetivos se resumen en uno solo: cumplir con nuestra parte para que la humanidad en su conjunto alcance el objetivo que el Creador ha destinado a su Creación. No lo dude, todas las almas, cada ser humano, tiene su misión. Podemos tomar el camino correcto o equivocado, tardar más o tardar menos; pero esa misión será cumplida más pronto que tarde.

¿Cómo saber nuestro objetivo? La respuesta es simple y rápida: escuche su alma. Saadi1 no dice: “Cada alma es creada para un fin determinado y la luz de ese objetivo está encendida en el alma” Si la llama ya se encuentra encendida, mismo antes de nacer sobre la tierra, así permanecerá para que la persona encuentre en su interior el objetivo de su vida; sin embargo, todo lo que sucede a su alrededor también apuntan hacia su misión.

Es claro, si usted desea ser algo que su posición social no le permite ¿cree usted que ese es su destino o misión en la vida? No lo será. No existen destinos mejores que otros, cada uno hace su parte y cada parte es necesaria. Del mismo modo que para construir un edificio se necesitan ingenieros también se necesitan obreros y peones. Unos nada pueden hacer sin los otros. Todos se necesitan y el trabajo conjunto es lo que engrandece a todos. Debemos aprender que ser “más” que otros – los ingenieros son mejor considerados de un simple obrero – no deja de ser un status social pero un buen obrero es tan valioso como un ingeniero. Aprendamos que cada uno ha de ser el mejor en su trabajo…sea este el que sea. Aprendamos a valorar el trabajo realizado por cada uno, el esfuerzo puesto en su quehacer diario y no su status social adquirido. La más de las veces la lucha contra esos egos de superioridad no son más que una prueba más en nuestro caminar y recuerda que no es mejor el que más se pavonea sino el que más humildemente se comporta.

Dejemos que nuestra alma nos hable porque el objetivo exterior suele ser indicado pero además es vital conocerlo porque es a través de ese objetivo que el objetivo interior de la vida se logra. El alma necesita evolucionar y purificarse por medio de las misiones y objetivos que se ha planteado antes de su reencarnación. Precisa conocer cuáles son esos objetivos y cumplirlos para lograr la meta propuesta. Así todo está interligado y se cumple el aforismo “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba” porque hacer lo correcto en la Tierra equivale a comprender lo que en lo espiritual nos han indicado que debemos hacer.

Muchos hombres han comprendido su verdadero trabajo ya en edades maduras. Cuando la tranquilidad les ha permitido interiorizar sus pensamientos y meditar. Cuando han dado pasó a su espiritualidad. Puede parecer que el mundo se opone a todo ello; pero no es cierto. Cada cosa sucede a su tiempo y si durante un largo periodo de su vida ha estado solo preocupado con lo material y lo que la sociedad le pide se debe a que no ha llegado su momento. Cuando ese momento llegue lo sabrá con claridad y podrá, en virtud de su libre albedrío, seguir el camino o no. Usted puede ser llamado a servir a los demás y de repente sentir un ansia por formar parte de grupos de ayuda a los necesitados, o puede sentir la necesidad de escribir como yo estoy haciendo ahora para transmitir lo que cree y dar la opción a otras personas de reflexionar sobre temas que nunca se han planteado…sea lo que sea, usted se dará cuenta que las más de las veces, nada tendrá que ver esa inquietud con lo que usted es o era ni con lo que usted hacia antes.

Los maestros dicen que en ese momento surgen cinco deseos que uno ha de cumplir: el deseo de vivir, el deseo de saber, el deseo de poder, el deseo de felicidad y el deseo de paz. Sería largo explicarlos todos, pero vamos a dar una síntesis de cada uno de ellos.

  • El deseo de vivir es vital para poder cumplir su misión; pero no se trata de la vida como tal sino del deseo de vivir el camino, del deseo de vivenciar lo que usted ha de hacer, de involucrarse y sentirse vivo.
  • El deseo de saber debe entenderlo como la necesidad de conocer el camino para lograr su objetivo, la necesidad de la sabiduría que le permite lograr su meta.
  • El deseo de poder se logra una vez que tiene esa sabiduría porque percibirá que usted tiene el poder de lograr la misión que antes se le antojaba imposible y habrá logrado saciar su deseo de poder porque, aclaremos esto, ese poder no es poder para imponerse sobre los demás sino todo lo contrario, es poder para servir porque usted comprenderá que todos y cada uno de nosotros estamos aquí para servir a nuestros hermanos en su caminar.
  • El deseo de felicidad implica comprender que usted está logrando sus metas. Al final dará usted cuenta de que lo que antes le hacía feliz ya no lo hace ahora. Se dará cuenta que la felicidad material es efímera, que usted creía que poseer tal o cual cosa le haría feliz; pero una vez comprada se olvida. Son felicidades puntuales, efímeras; pero la felicidad de saber que uno hace lo correcto, que ha ayudado a alguien que lo necesitaba…ese tipo de felicidad es eterna y usted la llevará consigo toda la vida.
  • El deseo de paz es el objetivo final. Usted estará en paz consigo mismo. Ya nada le afectará ni le molestará porque comprenderá que nadie es perfecto y todos comentemos fallos, incluso usted. Sabrá disculpar los errores de los demás porque eso es parte de todos los objetivos. El hombre sabio conoce que la única lucha que vale la pena es la del hombre consigo mismo y que toda lucha con o contra un hermano carece de sentido.

Usted se preguntará ahora el cómo llegar a saber si nuestra misión se ha cumplido. Richard Bach2, en su obra Ilusiones (1977), se plantea la misma pregunta. Su repuesta es clara: “si usted está vivo es que [su misión] no está [cumplida]”. Comprendamos esta respuesta. Puede que usted haya completado su misión y usted sigue aquí. Lo que Bach nos dice es que usted está aquí porque en su existencia anterior no lo había completado. Nadie que se encuentre en la Tierra tenía su misión completa o de lo contrario ya no habría reencarnado. Otra cosa es que durante dicha encarnación haya sido quien de hacerlo. Sin embargo, incluso completada la misión, ciertos seres deciden reencarnar para ayudar a sus semejantes en el camino, estos seres son conocidos por muchos nombres; pero el que más me gusta es el de maestro. Son maestros personas como Jesús o Buda y, sin llegar a su altura, otros muchos sirve de guía a toda la humanidad. Si usted tiene la suerte de poder seguir a uno de cerca, de escucharle en persona, de debatir y aprender de él ¡No deje de hacerlo!

Ahora que has leído todo lo que he escrito puede que te asuste todo el trabajo que tienes por delante porque no es nada sencillo cumplir los objetivos de cada uno; pero como escriben Powells y Bergier en su obra “El despertar de los brujos”: no te dejes asustar por el miedo de no lograr el objetivo de esta vida. Aquel que ha descubierto esta camino siempre regresa al mundo con una naturaleza interior que le permite continuar su trabajo

Así pues, sigue tu camino mi hermano. En él nos encontraremos y puede que durante un techo caminemos juntos antes de separarnos y seguir cada uno hacia su destino y, en la separación, quedaré alegre de saber que a cada paso te encuentras más cerca de completar tu misión.“

Y, como siempre les digo: Investiguen y aprendan, no den nada por definitivo, es la única manera de alcanzar la Luz.

Notas

  1. El jeque Sa’dī, también escrito Saadi, cuyo nombre completo es Musharrif al-Dīn ibn Muṣlih al-Dīn; nació en el año 1213 en Shiraz  y falleció el 9 de diciembre de 1291 en el mismo lugar. Es uno de los principales poetas persas del período medieval, reconocido no sólo por la calidad de su escritura, sino por la profundidad de su sensibilidad social.
  2. Richard Bach (Oak Park, Illinois, 23 de junio de 1936 (80 años) es un escritor estadounidense. Es ampliamente conocido por sus populares novelas del decenio de 1970: Juan Salvador Gaviota e Ilusiones, entre otras. Los libros de Bach exponen su filosofía de que nuestros aparentes límites físicos y mortalidad son solo apariencias

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