Aunque esta entrada se centra tan solo en movimiento de objetos, el término suele utilizarse coloquialmente para definir todos los acontecimientos violentos que suceden en un lugar supuestamente encantado y para los cuales no existe una causa aparente que pueda describir la ciencia. Entre los fenómenos poltergeist, se incluyen, por lo general, ruidos inexplicables, movimientos de objetos inanimados, materialización, desaparición de comestibles, olores extraños y ataques físicos. La entidad imperceptible que genera estos hechos, según la parapsicología, suele ser un ente espiritual.
Los científicos atribuyen los fenómenos poltergeist al fraude o a la interpretación sobrenatural de fenómenos explicables a través de principios físicos, como la electricidad estática, campos electromagnéticos, ultra e infrasonido, aire ionizado; pero en algunas ocasiones, como en el caso del poltergeist de Rosenheim, el físico F. Karger del Max-Planck-Institut für Plasmaphysik y G. Zicha de la Universidad Técnica de Múnich no encontraron ninguna evidencia racional para explicarlo y nunca se demostró que hubiese fraude alguno, incluso después de una exhaustiva investigación. Lo cual abre la puerta a la teoría de lo paranormal.
Vamos a citar aquí un texto extraído del “Libro de los Mediums” donde Kardec nos explica como se muestra y como se produce el fenómeno del movimiento de objetos por parte de los espíritus de acuerdo a la doctrina espirita.
Pregunta de Kardec: ¿Cómo puede mover un espíritu un cuerpo sólido 1?
Respuesta del espíritu: Combinando una parte del fluido universal con el fluido que se desprende del médium apropiado a esos efectos.
P– ¿Los espíritus levantan la mesa con ayuda de los brazos?
R– La respuesta no te dará aun lo que deseas. Cuando una mesa se mueve se debe a que el espíritu evocado usó el fluido universal, lo que hace animar esa mesa de una manera ficticia. Así preparado, el Espíritu la atrae y mueve, bajo el influjo de su propio fluido, emitido por su voluntad. Cuando la masa que desea mover es muy pesada para él, pide ayuda a otros espíritus de su misma condición. Por su propia naturaleza etérea, el espíritu propiamente dicho no puede actuar sobre la materia grosera sin intermediario, es decir, sin algo que lo ligue a la materia. Ese algo, que llamáis periespiritu 2, ofrece la llave de todos los fenómenos espiritas materiales.
P–¿Los espíritus que llama para ayudarle son inferiores a él? ¿Están bajo sus órdenes?
R– Casi siempre son iguales y acuden de manera espontánea.
P– ¿Todos los espíritus pueden producir esos fenómenos?
R– Los espíritus que producen esos fenómenos son siempre inferiores, aún no se han liberado lo suficiente de las influencias materiales.
P- Comprendemos que los espíritus superiores no se ocupan de estas cosas pero preguntamos si siendo más desmaterializados tendrían el poder de hacerlo si lo deseasen.
R– Ellos poseen la fuerza moral, como los otros poseen la fuerza física. Cuando necesitan de esta última se sirven de los que la poseen. ¿No dijimos ya que ellos se sirven de los espíritus inferiores del mismo modo que vosotros de los porteadores?
Observación: La densidad del periespiritu, si así se puede decir, varía de acuerdo con la naturaleza de los mundos, como ya se ha enseñado. Parece también variar en el mundo según el individuo. En los espíritus inferiores se aproxima a la materia y es esto lo que determina la persistencia de las ilusiones de la vida terrena en las entidades de baja categoría, que piensan y actúan como si aún estuviesen en posesión de la vida física, teniendo los mismos deseos y, casi podríamos decir, la misma sensualidad. Esta densidad mayor del periespíritu, estableciendo mayor afinidad con la materia, convierte a los espíritus inferiores en seres más aptos para las manifestaciones físicas. Es por esta misma razón que un hombre refinado, habituado a trabajos intelectuales, de cuerpo frágil y delicado, no puede levantar pesos pesados como un porteador. La materia de su cuerpo es de alguna manera menos compacta, los órganos menos resistentes, el fluido nervioso es menos intenso. El periespíritu es para el espíritu lo que el cuerpo es para el hombre. Su densidad está en razón a la inferioridad del espíritu. Esta densidad, por lo tanto, sustituye a la fuerza muscular, dándole mayor poder sobre los fluidos necesarios para las manifestaciones que a los que son de naturaleza más etérea. Si un espíritu elevado quiere producir esos efectos hace lo que hacen los hombres refinados: encarga de ello a un espíritu porteador o inferior.
P- Si bien comprendemos lo que has dicho, el principio vital proviene del fluido universal. El espíritu usa este fluido o envoltura semi-material de su periespíritu y por medio del mismo actúa sobre la materia inerte.
R– Si, quiere decir que él anima la materia de una vida falsa, artificial; la materia se impregna de vida animal. La mesa se mueve bajo vuestras manos, viva como un animal, y obedece al ser inteligente. No es el espíritu el que la empuja como si fuera un fardo. Cual se eleva, no es el espíritu que la levanta en sus brazos: es la mesa animada la que obedece el impulso dado por el espíritu.
P– ¿Cuál es el papel del médium en este fenómeno?
R– Yo ya dije que el fluido propio del médium se combina con el fluido universal del espíritu. Es necesario la unión de ambos. Pero no se debe de olvidar que esa vida es apenas momentánea, extinguiéndose con la misma acción y muchas veces antes de que esta termine, cuando la cantidad de fluido ya no es suficiente para animar la mesa.
P– ¿El espíritu puede actuar sin ayuda del médium?
R– Puede actuar sin conocimiento del médium. Esto quiere decir que muchas personas ayudan a los espíritus a realizar ciertos fenómenos sin saberlo. El espíritu absorbe de estas personas, como de una fuente, el fluido animal que necesita. Y de esta manera la participación de un médium no siempre es necesaria, lo cual tiene lugar en los fenómenos espontáneos.
P– ¿La mesa animada actúa con inteligencia? ¿Piensa?
R– Es como el bastón con el que haces una señal inteligente a alguien. No piensa, pero la vitalidad con la que está animada le permite obedecer el impulso de una inteligencia. Es bueno saber que la mesa en movimiento no se transforma en espíritu y no posee ni pensamiento ni voluntad.
P– ¿Cuál es la causa preponderante de que suceda este fenómeno: el espíritu o el fluido?
R– El espíritu es la causa y el fluido es su instrumento; ambos son necesarios.
P– ¿Cuál es el papel dela voluntad del médium?
R– Llamar a los espíritus y ayudarles a impulsar los fluidos.
P– ¿Es indispensable la voluntad del médium?
R– Esta aumenta la potencia, pero no siempre es necesaria, desde el momento que existen movimiento indeseado o en contra de la voluntad del médium queda probado la existencia de una causa independiente.
P– ¿Por qué motivo no pueden todos producir los mismos efectos y no todos los médiums poseen la misma potencia para ello?
R– Eso depende del organismo y de la mayor o menor facilidad en la combinación de los fluidos, y aún más de la mayor o menor simpatía entre el médium y los espíritus que en él encuentran la potencia fluídica necesaria. Esta potencia, como en los magnetizadores, es mayor o menor. Encontramos, en este caso, personas enteramente refractarias, otras en las que la combinación solo sucede por el esfuerzo de su voluntad y otras, al fin, en que se da de forma tan natural y fácil que apenas lo perciben, sirviendo de instrumentos sin darse cuenta de ello como ya he dicho antes.
Y bueno, esta la explicación espiritista a este fenómeno. Ahora solo queda que, como siempre les digo: Investiguen y aprendan, no den nada por definitivo, es la única manera de alcanzar la Luz.
NOTAS
- El libro de los médiums, así como otras obras de Kardec, están escritos en su mayor parte como un diálogo entre el humano y el espíritu que responde a sus preguntas. De hecho, Kardec decía que su espíritu guía le respondía a sus preguntas y era eso lo que el escribía. Solo en determinas zonas, donde Kardec lo creyó oportuno, dio su opinión y amplió la explicación
- En el Espiritismo, se llama así al Aura o envoltura fluídica y semimaterial del Espíritu, vivo o fallecido que proviene del vocablo griego PERÚ que significa «alrededor» y del vocablo latín ESPÍRITUS que significa «espíritu». Es considerado un cuerpo fluídico de naturaleza etérea semimaterial que envuelve el espíritu del hombre, cuando éste es separado del cuerpo físico. Sus rasgos suelen estar relacionados con la misma apariencia que tenía en su última existencia corporal