“Nada puede prevalecer contra la evidencia de los hechos.”
“El hombre que cree infalible a su razón está muy cercano del error.
Allan Kardec
Fue a raíz de los sucesos de Hydesville, en 1848, que los fenómenos espiritas se dieron a conocer. A partir de ese momento todos los hechos, digamos parapsicológicos, eran interpretados como resultado de la acción de los espíritus o almas de los muertos.
El suceso de Hydesville tuvo lugar en el pueblo del mismo nombre, en Nueva York, USA. Allí vivía una familia de granjeros: los Fox. Practicantes de la religión metodista, tenían dos hijas pequeñas, Margareth, de 14 años y Catherine de 11. Habían alquilado la casa en diciembre del 1847 y al poco tiempo comenzaron a oír ruidos. Otros inquilinos anteriores también los habían oído. Era como si alguien llamara a la puerta golpeándola, pero no había nadie. Los ruidos inexplicables aumentaron y la noche del 31 de marzo de 1848, empezaron a oírse mucho más fuerte. Tras establecer un código de comunicación, el supuesto espíritu dijo ser un antiguo vendedor (no quedó claro si antiguo inquilino o que pasó por allí en mal momento) que había sido asesinado y se encontraba enterrado bajo los cimientos de la casa.
Se realizaron entonces excavaciones para intentar encontrar el cuerpo del vendedor. Las primeras veces tuvo que pararse porque se encontraba agua y decidieron esperar hasta el verano. A una profundidad de cinco pies, como metro y medio aproximadamente, encontraron una tabla, y descubrieron alquitrán, cal y finalmente, algunos huesos que acabaron siendo humanos según el testimonio pericial de los médicos. Cincuenta y cinco años más tarde unos niños hacen un nuevo descubrimiento, que no dejaba la menor duda de que realmente alguien había sido enterrado en la casa de los Fox. Al parecer el cuerpo había sido enterrado en cal viva en el centro del sótano y luego trasladado debajo de un muro de la casa. En La historia del espiritismo se recoge la noticia que se publicó en el Boston Journal (periódico que no era espiritista) el 23 de noviembre de 1904:
“Han sido encontrados en la casa que fue de las hermanas Fox en 1848, restos del hombre que se supuso fue la causa de los ruidos que se oyeron por vez primera en la citada casa, viniendo este hallazgo a desvanecer las últimas sombras de duda que pudieran abrigarse sobre la veracidad de ambas hermanas en cuanto al descubrimiento de la comunicación espiritista.
Las hermanas Fox declararon que habían establecido comunicación con el espíritu de un hombre, el cual díjoles haber sido asesinado y enterrado en la cueva. Repetidas excavaciones llevadas a cabo para hallar el cadáver, dieron un resultado incompleto, por lo que no pudo obtenerse la prueba concluyente de aquellos relatos
El nuevo descubrimiento y la buscada confirmación lo han realizado unos escolares que jugaban en la cueva de la casa de Hydesville, donde las hermanas Fox habían oído los extraños ruidos.”
Crea ustedes o no en una fuente espiritual o no, los hechos superiores son los hechos comprobados. La explicación de lo que realmente fue es algo que se ha estudiado y se seguirá estudiando; pero fue lo que marcó un antes y un después en el espiritismo.
Sería a finales del siglo XIX cuando el investigador ruso Alexander Aksakof catalogó todos los hechos conocidos hasta la época y los separó en dos grupos fundamentales: los fenómenos anímicos, denominación no muy lograda, pero aceptada, producidos por las facultades de los vivos y los fenómenos espiritas, producidos por los muertos, por intermedio de seres vivos conocidos como médiums. Podríamos decir que estamos ante el primer intento realmente científico de estudiar el fenómeno. No estamos ante un hombre cualquiera, sin cultura, crédulo e impresionable, sino todo lo contrario. Alexander Aksakof, nació en Repievka (Rusia) el 27 de mayo de 1832, y falleció en San Petersburgo (ex-Leningrado) el 4 de enero de 1903. Formaba parte de una típica familia de la nobleza rusa y fue consejero de Estado, doctor en Filosofía y consejero personal del Emperador Alejandro III, Zar de Rusia. Profesor en la Academia de Leipzig y director de la revista Estudios Psíquicos, editada en Alemania.
Doctor en Filosofía, Alexander Aksakof sostuvo una viva polémica con el filósofo alemán Eduard von Hartmann, en la que refutó, con innegable superioridad científica y a través de demostraciones incontestables, las explicaciones del sabio alemán acerca de los fenómenos espíritas, el cual pretendía darles una explicación meramente biológica.
Aksakof realizó numerosas experiencias y observaciones científicas, y llevó a cabo trabajos valerosos e inéditos; trabajos enmarcados dentro del dominio del Espiritismo experimental, los cuales fueron posibles en gran parte gracias a la inestimable colaboración de la médium Eusapia Paladino.
Gracias a estas experiencias, publicó en Alemania su libro Animismo y Espiritismo, en dos volúmenes. Se trata de una obra de importancia capital, como las hay pocas en el mundo. Participó en numerosas experiencias e investigaciones con destacados médiums.
Según Aksakof, no todos los fenómenos parapsicológicos podrían explicarse desde un punto biológico como Eduard von Haratmann afirmaba. Existían fenómenos inexplicables desde el punto de vista científico biológico y cuya única explicación posible era admitir que los espíritus existían y podían actuar en cierto modo sobre la materia.
El origen de estos fenómenos, sin embargo, sigue a estar sujeto a una gran controversia, siendo mayoritaria la cantidad de académicos que niega la existencia de los fenómenos espiritas y procura explicar los fenómenos parapsicológicos desde el punto de vista anímico por medio de una combinación de fenómenos telepáticos, telestáticos, personificaciones del inconsciente y la pantonmesia de Richet (memoria total que comprende todos los hechos aprendidos, incluido los aprendidos de modo inconsciente), todo esto anclado a un alma universal, a una consciencia cósmica o a un inconsciente omnisciente y omnipotente, capaz de producir fenómenos físicos por medio de la ideoplastia y la teleplastia. De cualquier modo, el inconsciente es siempre el intermediario o el elemento fundamental de los fenómenos parapsicológicos, sean estos anímicos, espiritas o mixtos.
Dicho lo anterior, Es, cuando menos interesante y curioso, que se crea o acepte la telepatía o la ideoplastia y no la existencia del Alma cuando todas ellas no poseen explicación científica alguna. ¿Por qué unas si y otras no?
La fenomenología espirita es realmente perturbadora por los hechos extraordinarios que se describen. Muchos quieren apartarla a un lado porque, argumentan, faltan pruebas científicas y han existido engaños en algunos testigos de supuestos hechos que luego resultaron falsos. Por otro lado, las personas que relatan los hechos son, la mayor parte de las veces, impresionables y emotivas lo que reduce mucho la verosimilitud de su relato, cuando no lo anula por completo.
Parece, sin embargo, que no debemos caer en el extremo de negar todo relato humano y aceptar solo lo que es provocado en un laboratorio porque entonces nos dejaríamos llevar por otro fanatismo: el científico, tan malo como cualquier otro tipo de fanatismo.
Existen personas de fiar en todos los lados y el argumento de que su relato no vale porque son espiritas no deja de ser tendenciosa puesto que muchos casos espontáneos se han dado con personas no espiritas o no creyentes e incluso ignorantes de la fenomenología parapsicológica. Un caso es el del autor de Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle, que era doctor en medicina y firme defensor del espiritismo. Escéptico en un principio, acudía a ciertas sesiones con el afán de encontrar fraudes y denunciarlo. Si bien es cierto que encontró muchos farsantes, también lo es que se encontró con muchos casos donde no supo explicar el fenómeno y descartó de todo lado un posible engaño. “Después de sopesar la evidencia, no podía dudar más de la existencia de los fenómenos [mediúmnicos] de lo que podía dudar de la de leones en África, a pesar de que he estado en ese continente y nunca he tenido oportunidad de ver uno”, escribía en una carta a la revista espiritista Light el 2 de julio de 1887. El escritor participó en incontables sesiones mediúmnicas e investigó fenómenos extraños como miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR), la primera organización parapsicológica del mundo. Pero mantuvo sus creencias en un discreto segundo plano durante más de treinta años, hasta que una sucesión de muertes le lleva a sacarlas a la luz y en 1927 publica su gran obra sobre la comunicación con los muertos, El espiritismo. Su historia. Sus doctrinas. Sus hechos.
La acumulación de hechos, y su fondo común, la secuencia de los casos desde los más simples a los más complejos, su repetición, el suceso constante en los más diversos lugares y a lo largo de todos los tiempos, muestra que, en el peor de los casos, estamos ante un fenómeno psicológico universal, el cual, por su naturaleza, nos habría llevado al convencimiento o a la ilusión de la supervivencia. O todo es ilusión o el carácter fantástico de los hechos nos obliga a aceptar que, paralelamente a nuestro mundo objetivo, lógico, coordinado, existe otro no regido por las leyes del tiempo y el espacio conocido por nosotros y que, por eso mismo, se nos presenta como mágico o incomprensible.