Hablemos de…. (11 de 17) – El número 3 en masonería

El número UNO representa en Masonería al Gran Arquitecto del Universo y no nos es posible comprenderlo; el ser humano solo puede comprender por comparación, por medio de la dualidad, motivo por el cual aparece o surge el DOS. Sin embargo, de esta compresión surge “una solución” a los contrarios, se GENERA un tercero. Por lo que podemos decir que el número tres es fruto de la generación y nos permite intuir al Gran Arquitecto Del Universo, al creador y generador de todas las cosas. Es por medio del tres que comprendemos al Creador. Seguir leyendo

Hablemos de…. (10 de 17) – La línea recta

Cuando el punto se mueve genera una línea. Y, como todos sabemos también, la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. La recta puede extenderse hasta el infinito ya que siempre es posible colocar otro punto más alejado de los dos inicialmente empleados. Desde este punto de vista, los extremos de la recta representarían a los dos infinitos que muchos asocian con el comienzo del Universo y su final. A lo largo de la recta, pues, cada punto es un paso en el tiempo. Lagvanini lo expresa con las siguientes palabras: “la línea recta es el emblema de la vida individualizada, nacida de la Unidad del Ser, así como de todo movimiento o paso del punto en una infinita sucesión de puntos, que caracterizan el Espacio, o de la Eternidad en la infinita sucesión de momentos que forman el Tiempo, tal como lo concebimos ordinariamente.” 

En masonería la línea recta sirve para expresar nuestro progreso pues en el avance pasamos de la vertical a la horizontal; es decir, desde la plomada que representa al 2º Vigilante y, por ello, a los aprendices; hasta el  nivel que representa al 1º Vig y, por extensión, a los compañeros.

Ahora bien, el hermetismo nos habla de polaridad como uno de los principios fundamentales. La recta, permite representar dicha polaridad ya que podemos marcar un punto y, a partir del mismo, ir en una dirección o en la contraria. Así, por ejemplo, en una escala de temperatura podemos marcar el cero y así luego decidir que en un sentido el calor va en aumento y en el otro cada vez nos enfriamos más.  Recuerda el principio de polaridad que define el Kybalion en los siguientes términos:

“Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son medias verdades, todas las paradojas pueden reconciliarse

Siguiendo con su interpretación hermética podemos decir que la línea vertical representa la conexión entre lo alto y lo bajo, con lo cual se hace vehículo del cumplimiento del axioma hermético “Como es arriba es abajo…” es un conector de planos, por lo que mágicamente es usado para representar el descenso de las fuerzas. Pero el axioma también nos dice “…así como lo que es abajo es arriba” por lo tanto este símbolo también representa el ascenso de las fuerzas que se han hecho descender una vez que su presencia no es requerida. Aquí la línea vertical pasa de ser un simple símbolo a ser un vector (es decir, tiene largo, dirección y sentido).

La línea horizontal nos habla de las energías en su modo pasivo, representa la inacción, puesto que el movimiento horizontal implica no cambiar su estado, fluir en un mismo nivel, ni subiendo ni bajando.

Es la línea del horizonte, donde todas las cosas quedan a la altura de nuestros ojos, es decir, en nuestro propio nivel. A diferencia de la línea vertical que es activa y desplaza en niveles, esta línea mantiene las cosas siempre en un mismo alcance.

La perfección se logra por lo tanto en el cruce de ambas líneas y muchas escuelas de misterios lo representan con el símbolo de la cruz situando al Ser humano en el cruce. La escuela Rosacruz, por ejemplo, representa esto situando la rosa en el punto de cruce e identificando esta con el corazón y el espíritu humano.

René Guenon, en su obra “El simbolismo de la Cruz”, editado en 1931, nos dice al respeto de la misma y su relación con las líneas horizontales y verticales lo siguiente:

La mayoría de las doctrinas tradicionales simbolizan la realización del «Hombre Universal» por un signo que es por todas partes el mismo, porque, como lo decíamos al comienzo, es de aquellos que se vinculan directamente a la tradición primordial: es el signo de la cruz, que representa muy claramente la manera en que esta realización se alcanza por la comunión perfecta de la totalidad de los estados del ser, armónica y conformemente jerarquizados, en expansión integral en los dos sentidos de la «amplitud» y de la «exaltación». En efecto, esta doble expansión del ser puede considerarse como efectuándose, por una parte, horizontalmente, es decir, en cierto nivel o grado de existencia determinado, y por otra, verticalmente, es decir, en la superposición jerarquizada de todos los grados. Así, el sentido horizontal representa la «amplitud» o la extensión integral de la individualidad tomada como base de la realización, extensión que consiste en el desarrollo indefinido de un conjunto de posibilidades sometidas a algunas condiciones especiales de manifestación; debe entenderse bien que, en el caso del ser humano, esta extensión no está limitada de ningún modo a la parte corporal de la individualidad, sino que comprende todas las modalidades de ésta, puesto que el estado corporal no es propiamente más que una de estas modalidades. El sentido vertical representa la jerarquía, indefinida también y con mayor razón, de los estados múltiples, cada uno de los cuales, considerado del mismo modo en su integralidad, es uno de estos conjuntos de posibilidades, que se refieren a otros tantos «mundos» o grados, y que están comprendidos en la síntesis total del «Hombre Universal» 1. En esta representación crucial, la expansión horizontal corresponde pues a la indefinidad de las modalidades posibles de un mismo estado de ser considerado integralmente, y la superposición vertical a la serie indefinida de los estados del ser total.”

 

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NOTAS

Hablemos de…. (9 de 17) – La dualidad

No es posible bañarse dos veces en el mismo rio,
pues el agua se encuentra en continuo movimiento.

 

Cuando hablamos del Uno dijimos que el hombre no puede comprender su grandeza ya que solo le es posible aprender y entender por comparación. Dicho de otra manera, el dos, la dualidad, es necesaria. Ya en el Primer Libro de Moisés llamado Génesis, en el capítulo I, nos dice que Dios separó la Luz de las Tinieblas el primer día de la creación; el segundo separó el Cielo de la Tierra, y en la Tierra, separó el agua de la Tierra seca. Después del séptimo día, en el Jardín del Edén, hizo brotar el árbol de la ciencia del Bien y del Mal; con barro formó al Hombre y, viendo que no era bueno que el Hombre estuviese solo, de una de sus costillas, creó a la Mujer. En todo momento se crea todo de manera dual para que el Ser Humano pueda comprender. Seguir leyendo

Hablemos de (8 de 17) – El Uno como Ser Supremo

Tomemos la religión que tomemos siempre se adora a una Gran Divinidad, creadora de todo lo que existe a partir de la nada. Incluso en las religiones con varios dioses, uno de ellos es el principal, el primero. Así Zeus es el padre de todos los dioses y, por ello, el primer Dios a partir del cual todo surge. Sin embargo, la nada a partir de la cual surge el universo conocido es infinito. En la cábala, la letra ALEPH posee el valor de 1 y representa a Dios.

Tenemos así al 0 representando la NADA, el vacío infinito, y al 1 representando a Dios. Según ello, al comienzo de todo existían solo dos elementos, el Cero y el Uno, se puede argumentar que todo número dividido por Cero es igual a Infinito y por lo tanto la nada da origen a todo; pero estamos intentando demostrar que el Uno es el origen de Todo y es el Todo al mismo tiempo. Seguir leyendo

Hablemos de (7 de 17) – Numerologia (3 de 3) – Tipos de numerologia

Cuando comenzamos esta miniserie dentro de la serie Hablemos de… dijimos que existen varios tipos de numerología y dimos las cuatro más destacadas. Hora es, para terminar este miniserie, el hablar un poco de ellas. Seguir leyendo

Hablemos de (6 de 17) – Numerologia (2 de 3) – Un poco de historia

El origen de los números se pierde en la noche de los tiempos. Cuando el número nació y cuando desaparecerá son incógnitas que el Hombre no consigue responder. Solamente sabemos que él está junto a nosotros como un elemento importante, participando desde la ordenación del Universo hasta el control de los menores detalles de nuestro día a día.

Medir y contar fueron las primeras actividades aritméticas del hombre primitivo (desde 25.000 a 10.000 AC). Haciendo marcas en los árboles, los primeros pueblos consiguieron medir el tiempo y contar el número de animales que poseían; podemos hablar del nacimiento de la Aritmética, pero pasarán muchos siglos para que el hombre logre alcanzar el concepto abstracto de los números. Seguir leyendo

Masoneria y la escuela pitagórica

Masoneria y la escuela pitagórica. (¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SIN TERMINAR!!!!!!!!!!!!!!)

 

Según los antiguos rituales y las antiguas constituciones masónicas, el fin de la Francmasonería es el PERFECCIONAMIENTO DEL HOMBRE.  

Los antiguos misterios clásicos no tenían otro objeto y conferían la télétê(Τελέτη), perfección iniciática. Este término técnico estaba vinculado etimológicamente con los tres sentidos de FIN, MUERTE y PERFECCIÓN, como ya lo hacía observar el pitagórico Plutarco.

Jesús utiliza también la palabra téleios cuando exhorta a sus discípulos a ser «perfectos como vuestro Padre que está en los cielos», incluso si, por una de esas frecuentes incongruencias de las Santas Escrituras, afirma que «nadie es perfecto excepto mi Padre que está en los cielos».  

Esa definición podría parecer explícita y precisa; y sin embargo un ligero cambio formal ha alterado gravemente el concepto. Tomemos como ejemplo el diccionario de Pianigiani, que afirma que el fin de la Francmasonería es el perfeccionamiento de la HUMANIDAD. Gran cantidad de profanos(aunque sea mínimamente enterados al respecto mediante la vía que sea…), y al igual que numerosos masones, aceptan esa definición.

A primera vista,, puede parecer que «perfeccionamiento del hombre y perfeccionamiento de la humanidad de hecho, se refieren a dos conceptos profundamente distintos, y su aparente sinonimia genera un equívoco y oculta una INCOMPRENSIÓN. Evidentemente, es casi imposible decretar cuál es la expresión justa, porque cualquier francmasón puede declarar justa la que más de acuerdo está con sus preferencias, y aún complacerse, quizás, en el equívoco. Pero si se trata de determinar, histórica y tradicionalmente, la interpretación correcta y conforme con el simbolismo masónico, la cuestión cambia de aspecto y ya no se trata de preferencias particulares.  

El manuscrito encontrado por Locke (1696) en la Bodleian Library -y que no se publicó hasta 1748- se atribuye a Enrique VI de Inglaterra: define la Francmasonería como «el conocimiento de la naturaleza y la comprehensión de las fuerzas que hay en ella«; enuncia expresamente la existencia de un vínculo entre la Masonería y la Escuela Itálica, pues afirma que Pitágoras, un griego, viajó para instruirse, a Egipto, a Siria y a todos los países en donde los Venecianos,  habían introducido la Masonería

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Sobre el EGO.

Esta vez, parafraseando al actor Manquiña en la película «Airbag», me quedo con: «El concepto es el concepto«… este texto esta enteramente sacado  de una página web, abajo referenciada.

Solo quería compartir este artículo con vosotros para reflexionar sobre, las pasiones, las envidias, las subidas de tono, las manipulaciones…  Espero que os guste.

¿Qué es el EGO?

El EGO es una palabra de origen latino la cual significa “YO”.

El ego define a una persona con el autoestima muy elevada, con una visión distorsionada de la realidad, que lo hace sentir superior e incapaz de ponerse en los zapatos de los demás. 

Lo que conocemos como ego es una forma exacerbada y desfigurada del orgullo y el autoestima. El ego es una distorsión de nuestro yo, es la creencia de que somos superiores a lo que somos en realidad. Es una mezcla entre en lo que queremos ser y lo que quieren los demás que seamos, lo que nos dificulta conectarnos con nuestro interior.

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