“La masonería, en el siglo XVIII, restableció dentro de sus Templos la tradición de las enseñanzas esotéricas ministradas en los Santuarios egipcios, del mismo modo que lo hacían los filósofos egipcios utilizando símbolos y alegorías. La ceremonia Masónica, en su forma simbólica, guarda mucha semejanza con los antiguos Misterios. Abre la puerta a una nueva vida que es el inicio de la comprensión de los Misterios Mayores y coloca en evidencia que la Doctrina Iniciática, manifestada en la misma, es la Doctrina madre, fuente inagotable de enseñanzas que nos aproximan a Dios.”
[Omar Cartes – Manual para el aprendiz masón]
Introducción
Hablar de los misterios daría para un libro entero pues muchos se han desarrollado a lo largo de la existencia del hombre. No se conoce con exactitud cuando surgen los Misterios, pero de lo que no nos cabe duda es que todas las grandes civilizaciones han tenido sus Misterios. Las leyendas de Osiris e Isis en Egipto, de Thammuz y Astarté en Fenicia, de Mithras y Asis en Persia, de Dionisio y Rea en Samotracia, de Hu y Caridwem en Gran Bretaña, de Woden y Frea en Escandinavia, etc. son todas similares. De hecho, la resurrección de Osiris es, con algunas variaciones, lo que la iglesia católica nos enseña con la resurrección de Cristo. Además, todas estas leyendas o enseñanzas no son muy diferentes a las que pueblos aparentemente sin contacto alguno con los anteriores poseen como, por ejemplo, los indígenas americanos o las tribus africanas.
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